El gran arquitecto Luis Barragán, a los 80 años de edad, y después de casi 10 años de inactividad, realizó su última obra, emplazada en un terreno de 10×36 metros, entre muros medianeros en Ciudad de México. Una obra que refleja la influencia de la cultura mexicana y de los pintores Diego Rivera y Frida Kalho, donde lo más interesante, según Barragán, era el desafío del enorme árbol jacaranda que se debía mantener, y la piscina solicitada por el dueño como parte del programa.
La pequeña casa rosada, que se cierra hacia la calle, reforzando su interioridad, está ordenada sobre el eje longitudinal del terreno. Hacia atrás, la casa está fragmentada en dos; el volumen delantero, el cual contiene los servicios y los dormitorios, y el trasero, donde se encuentran el estar, el comedor y la piscina. Estos dos volúmenes se unen por un corredor, configurando un patio que rodea el Jacarandá.