En esta colaboración, los arquitectos españoles Enrique Parra y Manuel Saga -fundadores del blog MetaSpace- exploran el potencial de la cartografía en los videojuegos, una herramienta que a veces sobrepasa el rol de mero orientador como en la secuela Diablo y se convierte en elemento gravitante del videojuego como en Civilization y World of Warcraft.
El lenguaje cartográfico y planimétrico propio de la arquitectura es común también al mundo de los videojuegos. Muchos de ellos basan gran parte de su experiencia en la interacción con uno o varios mapas sobre los cuales orientarnos, con los que descubrir en qué punto nos encontramos y adónde se supone que debemos dirigirnos.
Ejemplo de ello es la saga Civilization, una serie de juegos de gestión de imperios publicados desde 1991 hasta la fecha. Todas sus versiones se juegan sobre un mapa, una visión geográfica del mundo que representa sus distintas áreas, los recursos disponibles, el equilibrio geopolítico y otros factores. Estas variantes constituyen las reglas a seguir, la situación a enfrentar; el mapa se convierte en un tejido dinámico, es decir, la interfaz que permite el juego.