La arquitectura es una disciplina multifacética influenciada por diversas fuentes de datos e información, que desempeñan un papel fundamental en la configuración de la producción arquitectónica. En el pasado, instrumentos horológicos como el reloj de sol se utilizaban para obtener datos, como el tiempo, y obtener conocimientos sobre la incidencia solar en diferentes momentos del año y ubicaciones geográficas. Esto permitía determinar la orientación óptima de los edificios, aportando beneficios como ser un mejor aprovechamiento de la luz solar y un mayor confort térmico.
Aunque factores culturales, sociales e incluso religiosos pueden influir en el diseño arquitectónico, los factores cuantitativos son especialmente relevantes al momento de tomar decisiones en las etapas iniciales del proceso creativo, durante la construcción y a lo largo del ciclo de vida de un edificio. Por lo tanto, es importante recopilar y procesar información notable, como la ubicación, la incidencia solar, la capacidad de ocupación, las interacciones de los ocupantes, el rendimiento energético y las emisiones de carbono, entre otros aspectos.