
En el canon de los grandes arquitectos holandeses se posa un número de profesionales de renombre, de Berlage hasta Van Berkel. Sólo basándose en su influencia, Rem Koolhaas (nieto del arquitecto Dirk Roosenburg e hijo del autor y pensador Anton Koolhaas) está por encima de todos los demás y tiene, a lo largo de una carrera que abarca cuatro décadas, una búsqueda para redefinir el papel del arquitecto que pasa de tener un oficio regional a convertirse en un actor global, capaz de modelar mundos, ya sean estos reales o imaginarios. Una nueva película, concebida y producida por el propio hijo del protagonista Tomas Koolhaas, quien intentará representar biográficamente el trabajo de OMA mediante "exponer la experiencia humana de [su] arquitectura a través del cine dinámico". Ninguna tarea fácil.