La arquitectura es una disciplina que está intrínsecamente ligada a nuestros sentidos. A pesar de que el gusto y el olfato probablemente sean los menos involucrados con el entorno construido, el tacto, la vista y el oído están constantemente influenciados por los estímulos que provienen del diseño, los materiales y fuentes sonoras, ya sean interiores o exteriores. Por ello en lo que respecta al sonido, la relación que este tiene con el bienestar de las personas es un tema de gran relevancia para arquitectos y diseñadores, ya que el sonido en muchas ocasiones determina la forma en que experimentamos los espacios.
Dependiendo de la tipología del edificio y las actividades que se desarrollen en él —así como del efecto que deseamos lograr— puede ser necesario atenuar el sonido en interiores, bloquearlo entre dos espacios cerrados o, en ocasiones, ambas. Desde el sonido típico de un espacio de trabajo, la música, hasta los estímulos sonoros generados por la actividad urbana, la acústica es una disciplina inherente a la arquitectura. Como tal, arquitectos y marcas como Armstrong han buscado abordar sus particularidades a través de tecnología, innovación y diversos diseños.