Si bien el director Paul Verhoeven, hacia la segunda mitad de la década de los 90's, ya contaba con la fama de criticar a la sociedad moderna y sobre todo de ridiculizar el “american way of life” dentro de sus cintas, sería con “Starship Troopers” con la cual mostrase su lado más ácido y paródico. Aquel carácter de la cinta le haría merecedor del rechazo de una gran parte del público estadounidense, quien por un lado no aceptaba la sátira y por otro, veía más en la obra una gran apología hacia el militarismo y hacia los gobiernos fascistas de mitad de siglo.
La broma terminaría por cerrarle las puertas de los grandes estudios americanos, así como la gran libertad con la que rodaba sus cintas. Tan sólo el tiempo, el re-visionado casero y los hechos ocurridos después del 11 de septiembre en Estados Unidos, han demostrado que su crítica no era exagerada y que el imperialismo hoy en día está más vivo que nunca en la sociedad. A posterior, el filme no es otra cosa que la deconstrucción de la sociedad contemporánea, una disección en vida de un mundo que globalizado presenta una afición hacia la violencia.