
La arquitectura tiene el poder de comprometerse emocionalmente con sus ocupantes. Los momentos creados desde la arquitectura táctil se extienden al diseño de la experiencia — una necesidad creciente en la economía de la experiencia. A través de la estimulación sensorial e intelectual, los espacios pueden conectarse profundamente con sus ocupantes, lo que resulta en momentos memorables. Organizar una experiencia requiere no solo una comprensión de los principios espaciales, sino también cómo se diseñan los servicios espaciales.