“En el antiguo Perú, los tejidos revelan el desarrollo económico, social, político y religioso de cada cultura. Su importancia no sólo radica en su uso como prenda de vestir, sino que va más allá. Las dimensiones de algunas telas permiten inferir que se utilizaron como lienzos para cubrir muros –como es el caso de las telas pintadas–, o como envoltorios de fardo funerario”, se sostiene en un libro abierto del museo. Esta historia textil, cuyos orígenes datan alrededor de 8000 años a.C, se halla exhaustivamente conservada y narrada en el Museo Amano: Museo Textil Precolombino, cuya colección ha sido declarada patrimonio de la nación.
Frente al reto espacial de contener un tesoro así, ¿Cómo debe responder la arquitectura? ¿Deberían ser los museos icónicas infraestructuras en la ciudad? ¿Cuál es la mejor forma de disponer los espacios para esta propuesta museológica?