“Nuestra contemporaneidad se apoya en un evidente incremento de los procesos de movilidad, donde todos estamos tendiendo a convertirnos en “nómadas globales”.
El desarrollo de las redes no ha pasado por su vinculación a lo físico, que obligaba al usuario a estar anclado a un punto de conexión. Su desarrollo ha permitido que las funciones de los usuarios de la arquitectura puedan ubicarse en los diferentes espacios o lugares de las casas, de los edificios, transformando tan solo el programa, pero no su estructura o contenedor, que se rige básicamente por otros parámetros dependientes más de los nuevos desarrollos tecnológicos de materiales que del programa interior”.
José Juan Barba. Prólogo, 2007