En la era moderna del diseño, donde los avances en tecnología y construcción han permitido a los arquitectos construir mejor, más rápido y más alto, el cielo es el límite. Cada pocos meses, otro titular cuenta con la torre residencial más alta o el edificio de oficinas recién construido que rompe otro récord por su impresionante altura. Pero a medida que pasa el tiempo y se completan nuevos proyectos, las tendencias muestran que Estados Unidos se está saliendo del centro de atención en términos de poder reclamar el título del edificio más alto del mundo, y los tableros de dibujo muestran que ninguna ciudad estadounidense reclamará este título pronto.