¿Qué tienen en común el asbesto, las pinturas con plomo y los productos plásticos? Todos ellos están en la lista de materiales que probablemente desaparecerán en el futuro. Este cambio no es casual, sino que refleja una creciente preocupación por los impactos negativos de las sustancias que los componen. A medida que aumenta nuestra conciencia sobre la sostenibilidad ambiental y el bienestar personal, empezamos a examinar con más detenimiento la elección y composición de los materiales que utilizamos para construir nuestro entorno, lo que impulsa la implementación de alternativas más saludables.
Hoy en día, al buscar opciones saludables en la arquitectura de interiores, una de las mejores estrategias es optar por materiales que minimicen o eliminen sustancias tóxicas y mejoren la calidad del aire. En este contexto, las atmósferas interiores, especialmente en viviendas, enfrentan un reto significativo debido a las altas concentraciones de formaldehído en resinas de MDF y tableros de partículas usados en muebles y revestimientos. Esta preocupación ha llevado a una visión más responsable en la elección de los materiales, como los tableros de melamina de Arauco, que han evolucionado hacia enfoques más seguros, beneficiando tanto a fabricantes como a usuarios.