Tras su participación en un workshop internacional sobre rehabilitación de sitios arqueológicos en la ciudad italiana de Siracusa, José Bordallo (ETSAM, España) decidió ahondar en su análisis sobre la precaria situación del parque arqueológico de Neapolis, declarado junto a la ciudad como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2005.
Fracturada en tres tercios por las infraestructuras viales y férreas que la cruzan para conectar Siracusa, el parque arqueológico de Neapolis cuenta con restos del periodo Helenístico, el Imperio Romano y la Edad Media. En una propuesta caracterizada por grandes vigas de hormigón pretensado in situ, Bordallo concibe una serie de espacios públicos a raíz de un nuevo corredor arqueológico como "una nueva fachada urbana hacia las ruinas que unifique la gran disparidad de construcciones y alturas, consiguiendo la regeneración y conformación de los espacios existentes entre la trama urbana y el edificio".