Durante décadas, la industria de la construcción siguió un ritmo familiar: el diseño venía primero, seguido de los materiales. La necesidad urgente de edificios sostenibles ha hecho añicos esta rutina. De hecho, la selección de materiales ya no es un pensamiento secundario, sino una decisión crítica tomada desde el principio, con el potencial de reducir drásticamente la huella ambiental de un proyecto. Este cambio es aún más crucial dado el apetito de la industria de la construcción por las materias primas: ¡una asombrosa cantidad de 3 mil millones de toneladas extraídas anualmente! Para navegar en este nuevo paisaje, las bibliotecas digitales de materiales y la evaluación basada en datos están emergiendo como herramientas poderosas, creando una cultura donde la materialidad ocupa un lugar central para moldear un entorno construido más sostenible.
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La industria de la construcción es uno de los mayores generadores de emisiones de carbono, con algunas estimaciones que sugieren que el 38% de todas las emisiones de CO2 están relacionadas con este campo. Como respuesta a la crisis actual, arquitectos, diseñadores e investigadores están tomando medidas para reducir su huella de carbono durante y después de la construcción. Muchas iniciativas y equipos de investigación están buscando materiales de construcción para encontrar soluciones bajas en carbono y reducir el impacto de los materiales de construcción durante la producción.
Uno de los campos de investigación más destacados se refiere a la biofactura, el tipo de proceso que implica el uso de organismos biológicos para fabricar materiales. Al comprender las habilidades de organismos como las algas o los hongos, las alternativas a los materiales ampliamente utilizados pueden volverse neutrales en carbono o incluso negativas en carbono. Otras iniciativas están investigando formas novedosas de utilizar recursos sin explotar, pero fácilmente disponibles, como la arena del desierto, el suelo o los desechos de las demoliciones.