Según el arquitecto y académico Frank Locker, seguimos repitiendo en la arquitectura educacional la gran fórmula del siglo XX: profesores transmitiendo un conocimiento rígido y básico, de carácter unidireccional y masivo a las nuevas generaciones, a pesar que todos los estudiantes posean distintas motivaciones, intereses y habilidades. Así Locker postula que nos estamos limitando a replicar, literalmente, el modelo espacial de las cárceles, sin interés alguno de estimular una formación integral, flexible y versátil.
"¿Con qué relacionaría usted una fila de salones a puerta cerrada con un corredor en el que no se puede estar sin permiso y una campana que ordena entrar, salir, terminar o comenzar las clases?", se pregunta Locker.