Con la intención de maximizar el espacio disponible y evitar los elevados costes de construcción, los investigadores del Departamento de Arquitectura de la ETH Zurich han ideado una losa de hormigón que, con un espesor de tan sólo 2 cm, mantiene su capacidad de carga y al mismo tiempo es sustentable. Inspirado en las bóvedas catalanas, este nuevo sistema de suelo reemplaza la armadura de acero por estrechas nervaduras verticales, reduciendo así significativamente el peso de la construcción y asegurando la estabilidad para contrarrestar las distribuciones irregulares en su superficie.
A diferencia de los pisos de hormigón tradicionales que son evidentemente planos, estos bloques están diseñados para arquearse y soportar grandes cargas, evocando los techos abovedados encontrados en las catedrales góticas. Eliminando los refuerzos de acero y utilizando menos hormigón, la producción de CO2 se minimiza y los pisos de 2 cm resultantes son un 70% más ligeros que sus contrapartes.