Entre 1932 y 1936 Giuseppe Terragni construyó una de las obras que mejor representan la unión entre arquitectura y política, la Casa del Fascio. Este proyecto será la sede local del partido fascista, ubicada en el pequeño pueblo italiano de Como, al norte de Milán.
El edificio será también una suerte de manifiesto del racionalismo italiano, o a mi parecer una manera italiana de entender el movimiento moderno, capaz de sintetizar la modernidad con la tradición.