El oficio de la arquitectura es definitivamente una práctica de aproximarse al otro. Si bien el producto que se espera del arquitecto es un elemento materializado, este debe responder de la manera más sensible a los habitantes que van a usar dicho elemento, es decir, a las personas que van a habitar ese espacio.
Alrededor de los años 80s y 90s se evidencia un momento de ruptura en la comprensión de ciertos fenómenos sociales que eran estudiados desde las Ciencias Sociales; es así que la espacialidad se convierte en un tema clave para ubicar los fenómenos sociales en espacios materiales. Esto dio paso a que surja una nueva perspectiva de investigación desde el llamado “Giro espacial en las Ciencias Sociales”. El cual, tiene como fin, ubicar en espacios materiales y concretos a los fenómenos sociales como el habitar, reconociendo que existe una agencia del espacio material sobre la vida social de las personas y viceversa.
*Este artículo fue enviado por Andrea Henríquez a través de nuestra convocatoria para publicación de investigaciones en arquitectura.