A simple vista es un pesado rollo de lona plástica, mide menos de un metro de alto. El artista mexicano Eder Castillo lo ha llevado a distintos lugares de México, Puerto Rico y ahora está de gira en Centro América. Cuando despliega el rollo, Eder conecta cinco motores que lo convertirán en un castillo inflable de 92 metros cuadrados.
Una vez inflado, los niños entran, saltan, se abalanzan unos sobre otros, rayan la tela con lápices de colores y tachan los rayados de otros. Para ellos es un castillo inflable, pero blanco y sin forma de castillo. Es un castillo raro, pero para toda persona que tenga contacto con la arquitectura la figura del castillo le parecerá conocida: es una parodia a las formas libres y dinámicas del histórico Museo Guggenheim de Bilbao.