¿Cómo creamos edificios que utilicen la energía de manera eficiente? Tradicionalmente, los esfuerzos para volverse más ecológicos en el entorno construido se han centrado en la infraestructura física, a menudo pasando por alto las relaciones entre las personas y el espacio. La aparición de la era tecnológica ha dado lugar a los "edificios inteligentes" que utilizan el aprendizaje automático y la automatización. Estas estructuras innovadoras están diseñadas para funcionar con una eficiencia energética impresionante pero, sin embargo, se encuentran en gran medida desconectadas de sus ocupantes. ¿Y si los edificios pudieran volverse más inteligentes y sostenibles al interactuar con sus habitantes?
Diseño sensorial: Las más recientes noticias y obras de arquitectura
Mapas sensoriales: lo que el olfato puede revelar sobre los entornos urbanos
Cada ciudad es un entorno complejo que reúne personas, culturas, arquitectura, comercio e incluso naturaleza. Al experimentar una ciudad, se presta mucha atención a su apariencia, pero eso no es todo. La teoría del diseño sensorial pretende ir más allá de la vista y explorar la riqueza del entorno construido a través de texturas, olores y sonidos. Para los planificadores de la ciudad, generalmente se presta mucha atención al paisaje visual y sonoro de una ciudad, pero en términos de olor, la atención se centra principalmente en la gestión de desechos o la limpieza de áreas insalubres. Sin embargo, el olfato, tan a menudo pasado por alto, está fuertemente ligado a la creación de recuerdos afectivos. El sentido contribuye a nuestra comprensión del mundo; revela prácticas culturales ocultas y completa la experiencia de un entorno.
Arquitectura para los sentidos: historia del diseño multisensorial
Este artículo fue publicado originalmente en Metropolis Magazine como "Architecture You Can Smell? A Brief History of Multisensory Design."
¿Qué le viene a la mente cuando encuentra el término "diseño sensorial"? Lo más probable es que sea una imagen: una sala de lluvia, un utensilio extraño para comer, una silla de textura llamativa. Pero la forma en que las cosas realmente se sienten, huelen, incluso prueban, es mucho más difícil de capturar. Esta dificultad señala cuán profundamente arraigada está la tiranía de la visión. ¿Podrían los otros sentidos ser la clave para desbloquear verdades empíricas más amplias? ¿El sesgo centrado en la percepción visual del arte, la arquitectura y el diseño realmente impide una experiencia colectiva más profunda?