Después de un prolongado período de declive, en septiembre del año 476 d.C., el Imperio Romano perdió autoridad sobre su vasto territorio y se dividió en numerosas entidades políticas sucesoras. Este acontecimiento marcó la caída del Imperio Romano Occidental. A pesar de haber ocurrido hace siglos, su influencia continúa presente a través de numerosas contribuciones en la sociedad actual. Una de estas contribuciones en la arquitectura es el baño público, del cual aún se conserva uno de sus máximos representantes: El baño de las termas romanas de Bath, en Inglaterra.
Los primeros baños públicos contaban con un programa arquitectónico propio y diverso, incorporando desde piscinas frías, tibias y calientes, hasta servicios como tiendas, gimnasios y bibliotecas. Con el paso del tiempo, los baños públicos han evolucionado, sofisticándose y convirtiéndose en unidades más compactas que incorporaron nuevos materiales y tecnologías, integrándose en el programa de edificios de gran escala. Dentro de esta evolución, materiales contemporáneos como el acero inoxidable ha sido incorporado en el equipamiento desarrollado por Sanilock, debido a sus cualidades higiénicas y de mantenimiento.