Cuando se aborda la accesibilidad en la arquitectura, los códigos establecen la línea de base mientras que el diseño define el techo. Aunque existen numerosas directrices, crear espacios para todos va más allá del mero cumplimiento de las normas. Requiere una comprensión profunda del entorno y una perspectiva amplia, reconociendo que lo que diseñamos será utilizado por personas con diversos cuerpos, habilidades y condiciones mucho más allá de los tradicionalmente considerados usuarios típicos.
Además, diseñar entornos plantea el desafío de la inclusión, garantizando que los individuos que no se ajustan al perfil estándar, como personas con discapacidades, mujeres embarazadas, quienes utilizan dispositivos de asistencia y personas de diferentes edades, tipos de cuerpo, etc., no queden excluidos. Los principios del Diseño Universal, establecidos en 1997 por la Facultad de Diseño de la Universidad Estatal de Carolina del Norte y dirigidos por Ronald L. Mace, ofrecen una perspectiva transformadora en este contexto. Este enfoque influye en varios campos del diseño, incluido el entorno construido, los productos y las comunicaciones. Aplicado a la arquitectura, fomenta la creación de espacios que funcionen para todos, minimizando la necesidad de adaptaciones o diseños especializados.