El cómic y el mundo del cine, como medios gráficos, se han nutrido mutuamente a lo largo del tiempo, incluso mucho antes siquiera de la obsesión contemporánea por el cine de superhéroes. Una de las más antiguas es Flash Gordon, historieta por entregas dominicales creada por Alex Raymond en la década de los años 30's del siglo pasado. Influencia directa de los relatos de Julio Verne y el personaje John Carter del escritor Edgar Rice Burroughs, desarrolla dentro de sus viñetas mundos fantásticos plagados de arquitecturas imposibles, que en las décadas venideras se volverían referentes claros en la edad de oro de la ciencia ficción dentro del cine.
Las ambientaciones dentro de la historieta seguían dos claras vertientes: por un lado transportar al lector hacia una aventura claramente espacial, con tecnologías e inventos imposibles; y por otro, evocar estructuras y paisajes terrestres históricos con los cuales sentirse identificado. Con el objetivo de crear escenarios exóticos y misteriosos, Alex Raymond combinó las culturas asiáticas (en aquel entonces poco conocidas por el mundo occidental) con la arquitectura de vanguardia, teniendo como resultado un estilo barroco pero ecléctico.