El Movimiento Moderno tuvo un papel incuestionable en la renovación de los ideales arquitectónicos, aportando una nueva actitud frente al entendimiento de los modos de habitar, la técnica y la estética, marcando profundos cambios en la percepción general del mundo. En cuanto a la Argentina, si bien es complejo acotar periódicamente la producción arquitectónica moderna, es posible mencionar algunos de los arquitectos que empezaron, a partir de los años 20, a vincularse con estas ideas. Los aportes intelectuales y de creación arquitectónica de Alejandro Virasoro, Alberto Prebisch, Ernesto Vautier, Fermín Beretervide, Wladimiro Acosta, Alejo Martinez, Antonio y Carlos Vilar, Juan Kurchan, Jorge Ferrari Hardoy, Antonio Bonet, Abel López Chas, Eduardo Catalano, Eduardo Sacriste y Amancio Williams, entre otros, incluyeron en muchos casos enfoques originales asociados a nuevos modos de pensamiento, manifestando una arquitectura resultante del análisis de las condiciones locales y regionales de sus ciudades.