Hace seis años, el terremoto del 2017 dejó secuelas en distintos puntos del país, incluida la Ciudad de México en donde algunos inmuebles se dañaron gravemente a nivel estructural por lo que fueron desocupados, uno de ellos es el Centro SCOP. Este conjunto escultopictórico diseñado por los arquitectos Carlos Lazo, Augusto Pérez Palacios y Raúl Cacho cuenta con murales de Juan O'Gorman, José Chávez Morado, Francisco Zúñiga y Rodrigo Arenas Betancourt. Actualmente es uno de los monumentos artísticos más significativos del siglo XX en México, cuenta con más de seis mil metros cuadrados de superficie bruta y es uno de los ejemplos mejor logrados de la corriente denominada Integración Plástica.
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Iniciativa ciudadana se proclama en defensa del Centro SCOP en Ciudad de México
Lecciones de la vida troglodita: lo que las cuevas pueden enseñarnos sobre el diseño sostenible
El enfoque de la arquitectura contemporánea en relación al espacio es bastante lineal: se trata de un volumen específico dentro de alguna forma de construcción material. Pero si echamos un vistazo a las primeras viviendas intencionales de la humanidad, está claro que fueron mucho menos premeditadas.
En lugar de espacios hechos por el hombre para ser amoblados, nuestras primeras casas eran guaridas de cuevas naturales que ofrecían a los cazadores-recolectores protección temporal de los elementos y de los depredadores potenciales. Solo con el desarrollo de la agricultura nuestros antepasados comenzaron a construir residencias permanentes. Hasta el día de hoy, el "trogloditeísmo" — o la vida en cuevas — sigue conectado con ideas de disociación social y un deseo hermético de existir fuera de las normas arquitectónicas ortodoxas. Sin embargo, desde el norte de China hasta el oeste de Francia y el centro de Turquía, cientos de millones de personas todavía eligen pasar sus vidas, al menos parcialmente, bajo tierra.