“La belleza es el esplendor de la verdad” afirmó Platón en El Banquete y -mucho tiempo después- lo repetía San Agustín; esta frase es una buena síntesis de la intención que hemos tenido al escribir este libro. Nada más sano que una arquitectura que muestra lo que es y obras que son honestas en su construcción.
Hoy en día en que los materiales parecen ser otra cosa distinta de lo que son, por ejemplo la madera ya no es madera, la piedra no es piedra, etc., el tener claridad constructiva se hace más relevante que nunca.