Los profesionales en la industria de arquitectura, ingeniería y construcción (AEC) son muy conscientes de los problemas que afectan el entorno construido. Es un hecho común que la industria de la construcción es el mayor consumidor de materiales y es responsable del 40% de todas las emisiones de carbono. El trabajo de construcción también es un gran generador de residuos y podría beneficiarse enormemente de los principios del diseño circular. Casi tres cuartas partes de todos los proyectos de construcción tienden a exceder el presupuesto, y casi la mitad del gasto en edificios se destina a los costos generales. En un mundo acelerado con desafíos multifacéticos, la tecnología y la digitalización buscan ofrecer soluciones significativas.
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Entre sótanos y bodegas: la dispar evolución del espacio para los empleados domésticos
Al mirar fotografías del interior de cualquier casa, solemos vemos grandes dormitorios iluminadas por grandes ventanas y luz natural del exterior. Vemos acogedoras salas de estar, exuberantes terrazas y cocinas con equipos de alta gama y refinadas terminaciones. Pero lo que no vemos es que detrás de estas elegantes paredes hay pequeñas habitaciones descuidadas sin ventilación adecuada ni espacio para moverse, dedicadas a quienes atienden a toda la casa: los empleados domésticos.
La dispar configuración espacial y el trato colonial a sirvientes y trabajadores domésticos extranjeros no son nuevas, sino que existen desde mucho antes del surgimiento de las actuales ciudades densificadas y los microapartamentos. Una buena parte de quienes están en condiciones de contratar trabajadores domésticos creen que estos necesitan y merecen menos espacio para residir que ellos mismos, no solo en cantidad de metros cuadrados, sino también en términos de calidad de vida.