La crisis climática ha hecho que las olas de calor sean más probables y más intensas en todo el mundo. Se están registrando temperaturas récord y según datos internacionales, la primera semana de julio de 2023 fue la semana más calurosa registrada, poniendo en peligro a millones de personas. A lo largo de este verano del hemisferio norte, las olas de calor recurrentes han afectado a gran parte de Asia, Europa y los Estados Unidos, dando lugar a incendios en lugares como Grecia, España y Canadá, provocando advertencias de aire insalubre, evacuaciones y muertes relacionadas con el calor.
Las ciudades están en la primera línea de esta emergencia de salud pública. Las personas que viven en áreas urbanas se encuentran entre las más afectadas cuando ocurren las olas de calor, en parte debido a las islas de calor urbano. Este es un fenómeno que ocurre cuando las ciudades reemplazan la cobertura natural del suelo con densas concentraciones de superficies que absorben y retienen el calor, como pavimentos y edificios. Los niveles de riesgo de calor también varían según el vecindario, siendo los sectores menos acomodados e históricamente marginados los más afectados debido a la densidad de la población, el acceso limitado a los sistemas de refrigeración y la disponibilidad limitada de espacios urbanos verdes.