Ya bien lo sabían los egipcios, aztecas, griegos e incas, la naturaleza contiene en sí misma las respuestas a los grandes misterios de la vida. Solo es necesario observarla detenidamente para descifrar el enigma. Muchas veces removemos cielo y tierra en búsqueda de aquello que estuvo todo este tiempo frente a nuestros ojos. Inmersos en nuestros celulares y ciudades de concreto ¿Cuándo fue la última vez que caminamos sobre el pasto o contemplamos las estrellas?
Las civilizaciones antiguas lo hacían constantemente. Estudiando el recorrido del sol, estaciones y lluvias, dejaron un legado de obras que sobrevivieron milenios y siguen en pie al día de hoy. Sin google ni computadora, lograron alcanzar el conocimiento mediante la observación y el estudio de lo que estaba a su alrededor: la naturaleza.