Según el World Population Clock, la población humana alcanzó los 8 mil millones el 15 de Noviembre. Según la ONU, este hito representa una celebración de la longevidad humana debido a las mejoras en la salud pública y la medicina, pero también viene con advertencias sobre la desigualdad, el acceso limitado a alimentos y recursos y el daño ambiental. A pesar de la impresionante cifra, el informe anual World Population Prospect muestra que la población mundial está creciendo al ritmo más lento desde 1950 y predice una desaceleración continua en la segunda mitad de este siglo.
Dado que más de la mitad de la población mundial vive en ciudades, aproximadamente el 55,7%, según los últimos informes de ONU-Hábitat, los desafíos urbanos están creciendo exponencialmente. La ONU espera que este número aumente al 68 % para 2050, con cerca del 90% de este aumento en Asia y África. La urbanización acelerada puede plantear riesgos significativos, como el aumento de la desigualdad, pobreza, desarrollo sectorizado, exclusión social y contaminación. En este contexto, una agenda urbana bien equilibrada adquiere una importancia crucial para lograr ciudades inclusivas, seguras y sostenibles.
Anualmente, la world population review evalúa el crecimiento de las ciudades y el número de residentes que viven en áreas metropolitanas, para comprender las tendencias de evolución global. En 2022, Tokio mantuvo su condición de ciudad más grande del mundo, con 37 millones de habitantes, mientras que Delhi y Shanghái la siguieron en segunda y tercera posición. A medida que estas y otras megaciudades continúan creciendo, una serie de desafíos están demostrando ser cada vez más relevantes de abordar, a fin de crear mejores condiciones de vida para la población mundial.
La urgente necesidad de una vivienda adecuada y asequible
La urbanización puede tener un impacto positivo en la calidad de vida de los residentes, pero para garantizar estos resultados, las políticas para gestionar el crecimiento urbano deben garantizar el acceso a la infraestructura y los servicios sociales a todas las personas, centrándose en las necesidades de los grupos vulnerables. Una de las necesidades más urgentes es una vivienda adecuada. Un informe de la ONU estima que alrededor de uno de cada cuatro habitantes de las ciudades vive en condiciones precarias, asentamientos informales o barrios pobres, una cifra que muestra lo rápido que la urbanización está superando la construcción de viviendas adecuadas y asequibles. Esto conduce a infraestructuras y servicios inadecuados y sobrecargados, como la recolección de desechos, los sistemas de agua y saneamiento, las carreteras, transporte, y muchos más.
Acceso al transporte público
En estos sistemas urbanos en desarrollo, el acceso al transporte público representa un servicio esencial para los residentes urbanos y un catalizador para la inclusión social y el crecimiento económico. El transporte actúa como un conector entre las personas y los servicios básicos como la salud, educación y oportunidades laborales. Además, el uso del transporte público está ayudando a mitigar la contaminación del aire y el cambio climático, ya que el transporte por carretera representa el 15% de las emisiones globales totales de CO2. Según la ONU, el acceso al transporte público está aumentando en todo el mundo, pero se necesita un progreso de mayor rapidez para mantener al día la tasa de crecimiento, y prestar especial atención para garantizar el acceso de las poblaciones vulnerables, como mujeres, niños, adultos mayores y personas con discapacidad.
Espacios públicos abiertos
La red de calles y espacios públicos representa la estructura organizativa de cualquier ciudad. Cuando el espacio público es insuficiente o está mal diseñado, la ciudad se segrega cada vez más. Se ha comprobado que las inversiones en la red de calles y redes públicas mejoran la productividad urbana, los medios de vida y el acceso a los mercados, empleos y servicios públicos. Además, los espacios abiertos y verdes cumplen más que una función paisajística o estética; optimizan la calidad del aire, ayudan a reducir el calor urbano generado por el efecto de isla de calor urbana y crean espacios para actividades físicas, mejorando así la salud pública.