-
Arquitectos: Angá Arquitetura
- Área: 33 m²
- Año: 2020
-
Fotografías:Carolina Lacaz
-
Proveedores: Concresteel
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Ubicado en medio de las araucarias, con los animales alrededor, el invernadero fue diseñado para que la familia pudiera cuidar las plantas, jugar y pasar tiempo juntos en un solo espacio.
El invernadero tiene una volumetría simple. El bloque frontal tiene una pared de piedra y, sobre ella, vidrieras con marco de hierro. La pared trasera de piedra oculta la sala de almacenamiento abierta detrás del invernadero, además de servir como fondo para la librería de madera. El cierre superior también está hecho principalmente de vidrio, con solo un cierre de teja en la parte inferior, para proteger la librería de madera y el almacenamiento.
A ambos lados del invernadero, se utilizan contenedores de piedra con tapas de hierro para almacenar tierra y fertilizante, además de una compostera. Los materiales se definieron tomando como referencia la casa existente en el terreno: madera y piedra. La piedra y el vidrio también fueron guiados para desaparecer en el paisaje, que está lleno de vegetación.
El suelo de baldosas (hechos de cemento), los estantes y la mesa de trabajo de piedra fueron diseñados para soportar la humedad de las plantas. Para que el espacio no resultara impersonal, se le dio al piso un diseño diagonal en blanco y negro. Al fondo, una librería de madera da calidez al ambiente haciéndolo más acogedor y creando espacio para guardar y exhibir objetos y piezas decorativas de la familia.
En el centro se colocó una mesa, que sirve de apoyo para el trabajo y manejo de las plantas y, al mismo tiempo, es un espacio de encuentro: momentos de ocio con rompecabezas y reuniendo a toda la familia para una buena charla acompañada de vino. Un banco en forma de U y estantes rodean la mesa y llenan el espacio con macetas y plantas. La idea era que, sentados a la mesa, todos estuvieran rodeados de flores.