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Arquitectos: Carolina González Vives
- Área: 600 m²
- Año: 2018
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Proveedores: Cosentino, Adobe Systems Incorporated, AutoDesk, Ceràmica Cumella, Finsa, Placo, Vaillant
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La construcción de esta casa ocupa un terreno próximo a la cuenca del río Manzanares. Este pequeño edificio se inserta en el corredor de paisaje que desde la sierra madrileña atraviesa el ámbito metropolitano, próximo a la gran masa de vegetación de Ciudad Universitaria y el cruce de la M30, que ocupa el histórico arroyo de la Veguilla.
Surge con una clara vocación vertical, más incomoda de uso para un programa doméstico, pero interesante para una torreta- observatorio. Buscamos dos tipos de relación con el paisaje: el contacto tangible con el suelo, tan primitivo, y la de dominación visual, realmente de gran alcance desde la plataforma superior. Y un volumen exterior simple y sólido: un único prisma facetado con ángulos no ortogonales, que confieren una imagen dinámica, secuencial.
Este planteamiento, reduciendo la ocupación en planta, da como resultado un jardín en pendiente más amplio que el previsto, configurado como un teatro escalonado que se inicia en el interior de la vivienda, en el que se han celebrado ya eventos públicos de todo tipo
La planta baja cuenta con enormes huecos y grandes patas, los cerramientos de cristal deslizan y desaparecen y el verde del paisaje entra y colorea todos los paramentos, formando un gran porche exterior sobre el graderío. La ambición es continuar interiores y exteriores, borrar los límites
Un revestimiento de piezas cerámicas esmaltadas forma una cámara de aire aislante e impermeable que cualifica la fachada principal. con una cara interior plana y otra exterior cóncava con cierto volumen, su secuencia da lugar a una textura ondulante que se activa con el movimiento del sol formando sombras cambiantes a lo largo del día
El contorno de la planta se adapta bastante al de la parcela, encajando la edificación en la parte alta. Interiormente se organiza en dos bloques que convergen, dejando un vacío entre ellos en el que se disponen los espacios vestibulares que conectan los distintos niveles, generando un tiro de aire vertical que facilita la refrigeración natural de la vivienda.
Los dormitorios, sin embargo, adoptan una geometría suave, sin aristas, son espacios blancos y neutros, donde el color gris se utiliza para re-dibujar las sombras propias. Estos tres redondeles se separan entre sí por los cuartos húmedos, terminados con azulejo de colores vivos, que confieren a estos espacios pequeños una identidad clara dentro del conjunto
El tallado del suelo es además importante en el funcionamiento hídrico y energético de la casa. El escalonado, que atraviesa interiores y exteriores, permite reducir la velocidad de la escorrentía y retenerla en el espesor de la tierra. Pavimentos y canales conducen el agua hasta dos depósitos de acumulación de aguas, con sistemas de depuración in situ.
El suelo hidrófilo de ladrillo rustico está conectado a una red de riego con agua reciclada para, al empaparse, funcionar como superficie radiante fría en verano, protegida por las pérgolas y parras de próxima construcción. Su textura micro-porosa es la óptima para la refrigeración evaporativa, conserva el agua durante más tiempo y mediante la evaporación consigue reducir su temperatura y la del aire próximo, a la sombra de la parra.