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Arquitectos: José Arnaud-Bello, Mateo Riestra, Max von Werz
- Área: 455 m²
- Año: 2016
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Fotografías: Rory Gardiner
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Proveedores: American Standard, Escenium HAUS, Hunter Douglas, Llano de la Torre, Panel Rey, Roca, Teka, VALVO, Acor, Hubbell, NERD MX, Niessen Estevez
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Tras 30 años en una casa porfiriana, la reconocida galería de arte contemporáneo OMR decidió mudarse a una nueva locación. El sitio escogido fue una construcción brutalista originalmente dedicada a la venta de discos y libros, la Sala Margolin. El diseño del edificio consistía en un solo gran espacio con una cubierta encasetonada de concreto, bajo la cual las diferentes secciones de la tienda se organizaban mediante desniveles en el piso. La cubierta estaba apoyada perimetralmente y solamente cuatro esbeltas columnas de concreto al centro marcaban el espacio de un tragaluz, la fuente más importante de iluminación de la sala.
La estrategia de diseño fue preservar lo más posible la construcción existente. Se eliminó un núcleo de baños que había en el centro del espacio y se atenuaron algunos detalles del interior para lograr resaltar el carácter del edificio y convertirlo en un generoso espacio de exposición. Para ofrecer la flexibilidad requerida por el cliente, se niveló el piso y se creó un lambrín estructural que cubre todos los muros del espacio y permite colgar piezas en cualquier punto de los 5.50 metros de altura con que cuenta. Acompañan al espacio de exposición un patio de acceso, una recepción, una bodega técnica y un jardín en la parte posterior con una barra.
Una extensión vertical cubre los programas complementarios afectando mínimamente los espacios existentes. Esta nueva planta alta acomoda un espacio multiusos, una bodega de arte, oficinas, biblioteca, sala de juntas, cocina y terraza. Ensanchando el muro que limitaba hacia el patio trasero se logró resolver la circulación vertical que da acceso a la nueva planta sin afectar la estructura de la losa existente. Este “muro ensanchado” – de apenas 2 metros – permitió también acomodar un mezzanine con baños y abrir los nuevos espacios interiores hacia el patio trasero a través de una nueva fachada moderna y sencilla. Esta se construyó artesanalmente a base de perfiles estándar de acero, en módulos rectangulares que integran ventanas de proyección para una ventilación pasiva. En vez de un montacargas fijo que implicaría la perforación de la losa o un volumen extra que afectaría al patio trasero, la fachada cuenta con una sección abatible que permite el acceso de obras de gran formato a la planta alta a través de un montacargas móvil.
La nueva construcción se organiza siguiendo el esquema estructural de la construcción original, a manera de una retícula de 3 x 3 módulos que ofrece un máximo de flexibilidad al permitir varias formas de subdividir y circular. Al llegar a este nivel, el visitante se encuentra con el amplio espacio multiusos que funciona como extensión del espacio de exposición, showroom, lugar para talleres y de trabajo. Respetando la posición del tragaluz original, la biblioteca se vuelve un nuevo espacio de luz central que articula a todas las demás funciones. Hacia la calle se encuentra un espacio más privado, donde se acomodan la sala de juntas, cocina, oficina directiva y una terraza. Esta funciona como un elemento mediador hacia la calle, donde el nuevo volumen de la extensión vertical se remete 4 metros manteniendo las proporciones de la fachada original y logrando una intervención discreta. Una escalera lateral conecta a la terraza con la azotea convirtiéndola, efectivamente, en una extensión de esta durante eventos sociales de mayor escala. A su vez, la azotea se ha acondicionado para funcionar como un taller al aire libre, donde se realiza parte del trabajo preparatorio de las exposiciones.
El resultado es un proyecto sobrio que exalta el carácter del edificio original y lo prepara para una nueva vida cultural sin recurrir a la estéril convención internacional del cubo blanco.