El Museo Judío de Berlín, diseñado por Daniel Libeskind, emplea la sinestesia para evocar sentimientos de desorientación, pérdida y memoria a través de geometría fragmentada, iluminación contrastante y selección de ciertos materiales. Inspirado en una estrella de David destrozada, el edificio guía a los visitantes a través de pasillos inclinados y estrechos, creando inestabilidad e incomodidad. La luz, ya sea filtrada a través de rendijas o casi totalmente ausente en ciertas áreas, refuerza la atmósfera opresiva. El hormigón crudo, con su textura fría y rígida, intensifica esta experiencia, mientras que el vacío resuena con ecos y silencio. En el espacio Shalekhet (Hojas caídas), placas de metal con forma de rostros emiten sonidos inquietantes cuando se pisan, creando una experiencia auditiva perturbadora. El museo trasciende su función como espacio de exhibición y se convierte en una experiencia arquitectónica inmersiva, donde la luz, el sonido, la textura y la forma se combinan para transmitir el dolor y el recuerdo del Holocausto.
Este proyecto ejemplifica cómo la arquitectura puede ir más allá de la visión, involucrando múltiples sentidos para crear experiencias impactantes. Este enfoque está directamente relacionado con el concepto de sinestesia en arquitectura, que ocurre cuando los estímulos de un sentido desencadenan percepciones en otro. Por ejemplo, una textura puede evocar una sensación térmica, o un material puede sugerir un sonido específico. De esta manera, la experiencia arquitectónica no solo se ve, sino que también se siente, se escucha y se interpreta subjetivamente a través de la interacción de los sentidos. El arquitecto y teórico Juhani Pallasmaa, en su libro The Eyes of the Skin, enfatiza que la arquitectura debe involucrar a todos los sentidos, no solo a la vista. Según él, el predominio de la vista en la experiencia arquitectónica moderna pasa por alto la riqueza sensorial que pueden ofrecer los materiales. El tacto, el oído e incluso el olfato juegan un papel crucial en la creación de un espacio verdaderamente inmersivo y memorable.
Selección de materiales y percepción sensorial
La elección de los materiales influye directamente en la percepción de los espacios. Una habitación revestida de madera transmite calidez y confort, no solo por su temperatura al tacto, sino también por su asociación visual con elementos naturales. Por el contrario, las superficies de metal pulido evocan frialdad y rigidez, tanto por la sensación táctil como por la forma en que reflejan la luz y reverberan el sonido. Estos efectos se producen porque los materiales interactúan con la luz, el sonido y el tacto, dando forma a cómo percibimos la profundidad, el volumen y la densidad de un espacio. Mientras que la luz altera nuestra sensación de espacio, el sonido afecta a la sensación de amplitud y el tacto añade capas de significado a lo que vemos, reforzando o contrastando nuestras percepciones visuales.
La Casa Ochoquebradas, diseñada por ELEMENTAL, explora la materialidad para crear una experiencia táctil intensa y atractiva. Ubicada en un entorno costero extremo de Chile, la residencia utiliza materias primas y texturas llamativas para establecer un diálogo directo con el paisaje natural. El hormigón visto predominante potencia la sensación de solidez y resiliencia, mientras que su superficie rugosa intensifica la experiencia táctil. En contraste, la madera vista, aplicada tanto en elementos interiores como exteriores, aporta calidez y confort al espacio. Esta combinación de materiales no solo enriquece la percepción sensorial de los usuarios, sino que también equilibra la necesidad de protección contra el duro clima con el deseo de integración con el entorno.
Interacción con la luz y los reflejos
Los materiales que reflejan o absorben la luz influyen significativamente en la percepción del espacio. El vidrio texturizado, los metales pulidos y las superficies espejadas crean efectos dinámicos que transforman la atmósfera de un espacio a lo largo del día. Por el contrario, las superficies opacas o mate, como las baldosas de cerámica con acabado satinado, reducen el deslumbramiento y brindan una sensación más tranquila y controlada.
El Pabellón Transparente, diseñado por SelgasCano, ejemplifica cómo la luz puede moldear la experiencia de un espacio. La estructura consiste en una membrana plástica translúcida y coloreada que filtra la luz natural y la refracta en tonos vibrantes, creando un ambiente dinámico e inmersivo. A medida que la luz del sol se desplaza, los colores y las sombras proyectadas por el material cambian, renovando continuamente la percepción del espacio. Además, la ligereza de la estructura y la transparencia del material generan una conexión fluida entre el interior y el exterior, disolviendo los límites físicos y fomentando una rica experiencia sensorial.
Acústica y materiales absorbentes del sonido
La experiencia auditiva dentro de un espacio también puede verse determinada por la selección de materiales. Elementos como paneles de madera perforada, fieltro y telas gruesas ayudan a absorber el sonido y a reducir el ruido no deseado, creando una atmósfera más tranquila. Por el contrario, materiales como el vidrio y las superficies metálicas reflejan el sonido, intensificando la resonancia espacial.
Elbphilharmonie Hamburgo, diseñada por Herzog & de Meuron, es un ejemplo notable de cómo la arquitectura puede amplificar la experiencia auditiva a través de la materialidad y el diseño espacial. La sala de conciertos fue diseñada meticulosamente para lograr una acústica excepcional, utilizando paneles acústicos de madera y una superficie ondulada conocida como "piel blanca", compuesta de yeso esculpido. Esta configuración permite una difusión uniforme del sonido, asegurando que cada espectador disfrute de una experiencia auditiva inmersiva independientemente de su ubicación en la audiencia. Además, la elección de la madera mejora la calidad del sonido al mismo tiempo que agrega una dimensión táctil y visual cálida al espacio, creando un entorno sofisticado y sensorialmente equilibrado.
Temperatura y Confort Térmico
La piedra natural y los metales, por ejemplo, se perciben como fríos al tacto, mientras que la madera y los tejidos acogedores como la lana y el terciopelo transmiten calidez y confort. El uso de materiales termorreguladores, como la tierra apisonada y el hormigón de alta inercia térmica, también contribuye a crear un clima interior más estable y confortable.
Los icónicos baños termales de Vals, de Peter Zumthor, ejemplifican cómo la materialidad puede crear una experiencia termal y sensorial envolvente. Construido casi en su totalidad con piedra de cuarcita extraída localmente, el espacio establece una conexión directa con el entorno montañoso, enfatizando una sensación de refugio e introspección. La alta inercia térmica de la piedra ayuda a retener el calor del agua termal, manteniendo una temperatura equilibrada y confortable durante todo el día. Además, la textura rugosa de la piedra contrasta con la fluidez del agua, estimulando el tacto y reforzando la inmersión sensorial de los visitantes. La iluminación indirecta y el juego de sombras en las superficies de piedra intensifican la atmósfera contemplativa del espacio, transformando el baño termal en una profunda experiencia arquitectónica.
Aroma y memoria sensorial
Ciertos materiales poseen aromas naturales que mejoran las experiencias espaciales. Maderas como el cedro y el roble liberan fragancias sutiles que evocan tranquilidad y sofisticación. De manera similar, elementos como el cuero y las fibras naturales pueden impartir un carácter rústico y auténtico a un espacio. La introducción de materiales infusionados con aceites esenciales o sistemas de difusión aromática potencia aún más esta dimensión sensorial.
La Cabana Ninho de Madeira, de Quentin Desfarges, es otro ejemplo de cómo la materialidad puede moldear profundamente la percepción espacial. Diseñada para integrarse con el paisaje natural, la cabaña utiliza principalmente madera, creando un ambiente que estimula el tacto, el olfato y la percepción térmica. El revestimiento de madera de corte tosco invita a la exploración táctil, fomentando una sensación de conexión con la naturaleza. Además, el aroma natural de la madera refuerza la identidad del espacio, evocando recuerdos sensoriales asociados con la comodidad y el retiro. De manera similar, en la Casa Kartasan de Atelier Vens Vanbelle, la elección de este material se extiende más allá de la estética, convirtiéndose en un medio para intensificar la conexión del usuario con el entorno, transformando la arquitectura en una experiencia inmersiva y evocadora.
Una arquitectura bien diseñada va más allá de la estética: crea experiencias inmersivas al integrar texturas, luz, sonido, temperatura y aroma, transformando los espacios en interacciones sensoriales vivas. Cuando los materiales interactúan con los sentidos de los usuarios, la percepción espacial se profundiza, haciendo que cada entorno sea más significativo y memorable. Como señalan muchos críticos, comprender verdaderamente una obra arquitectónica requiere experimentarla en su totalidad, permitiendo que nuestros sentidos capten su esencia. De esta manera, la arquitectura trasciende el ámbito visual y se convierte en una experiencia completa, capaz de evocar emociones profundas y redefinir nuestra conexión con el espacio.
Este artículo es parte de los temas de ArchDaily: Percepción del espacio y atmósfera en la arquitectura, presentado orgullosamente por Vitrocsa, la empresa original de ventanas minimalistas desde 1992.
Vitrocsa creó los sistemas de ventanas minimalistas originales, ofreciendo soluciones sin marco con las barreras de línea de visión más estrechas del mundo. Durante más de 30 años, hemos buscado la innovación y la excelencia suiza para transformar visiones arquitectónicas ambiciosas en realidad, mejorando las atmósferas a través de la luz, la transparencia y el diseño.
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