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Arquitectos: Architectus S/S
- Área: 5060 m²
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Fotografías:Joana França

Descripción enviada por el equipo del proyecto. Mar y Río. Agua dulce y agua salada. El encuentro del río con el mar en la región de Sabiaguaba en Fortaleza ofrece uno de los paisajes más privilegiados de la ciudad. Los guardianes de esta belleza natural, las familias tradicionales de Sabiaguaba, llevaban tiempo abogando por la construcción de un centro gastronómico que aprovechara el potencial turístico y paisajístico de la región, protegiera la fauna y flora locales y generara empleo e ingresos para los nativos (un término con el que se identifican con orgullo).

De la lucha de la comunidad, nació el Complejo Ambiental y Gastronómico de Sabiaguaba. A orillas del río Cocó, cerca de su desembocadura, el edificio se caracteriza por una geometría simple y semi enterrada, tanto para aprovechar la pendiente pronunciada del terreno como para mantener la vista privilegiada del paisaje libre de cualquier barrera visual.

Al llegar, los visitantes son recibidos en el piso superior por una plaza/mirador con áreas de jardines y bancos para contemplar. La competencia por el atardecer más bonito de Fortaleza es feroz, pero lo que podemos decir es que este espacio del Complejo Gastronómico es muy codiciado.

Utilizando rampas o escaleras, los visitantes pueden acceder al piso inferior, donde encuentran una gran plataforma suspendida intencionadamente del terreno natural, absorbiendo las variaciones de mareas en el área y permitiendo la recuperación de la vegetación nativa. En esta área, se encuentran los 20 quioscos equipados para la preparación de platos tradicionales de la cocina de Sabiaguaba. Con pescados, mariscos y frutos del mar frescos, los concesionarios, todos miembros de la comunidad nativa de Sabiaguaba, preparan platos tradicionales como ostras al vapor, guiso de pescado, baião de coco y farofa de marisco.

Para proporcionar mayor confort térmico a los usuarios, se buscó sombrear las áreas de servicio y acceso con marquesinas. Además, se propusieron cubiertas retráctiles de lona para el área de mesas.

La integración visual entre el edificio y el paisaje natural fue una preocupación desde el inicio del proyecto. Así, además de la propuesta de semi enterrar el objeto construido, hubo una preferencia por materiales de apariencia natural y duraderos, como la madera ecológica, utilizada tanto en el suelo como en las celosías, elementos clave de la fachada.

Para mantener vivas la historia, las tradiciones y la cultura de las familias de Sabiaguaba, se propuso un museo entre los módulos de quioscos. El Centro de Memoria Raíces de Sabiaguaba reúne información sobre el modo de vida nativo, donde parte de la colección consiste en artefactos donados por residentes locales.

El fomento del ecoturismo también formó parte de la propuesta, con la instalación de un muelle, un espacio destinado al embarque y desembarque de pasajeros para el conocido paseo en barco por el río Cocó. Espontáneamente, el muelle también se convirtió en un espacio de recreo para bañistas, especialmente los fines de semana.

Conocimientos y sabores de una comunidad centenaria. Contacto y preservación de la naturaleza. Todo esto al son del canto de los zorzales en el Complejo Ambiental y Gastronómico de Sabiaguaba.