Hay que metérselo en la cabeza de una buena vez: el estacionamiento gratuito no existe, no es más que una ilusión. Punto. Siempre tiene un costo, y ese costo alguien debe pagarlo.
No hablo de lo que vale la pavimentación, pintura de demarcación y señalización, sino de lo que cuesta ese bien escaso que es el suelo utilizado para posar cuatro ruedas. En las periferias urbanas, de baja densidad y que concentran pocos viajes, el costo de ese suelo generalmente es bajo, pero en zonas que concentran muchos viajes su valor puede ser altísimo, tan alto como para justificar un cobro a quien lo utiliza.
Actualización: este artículo fue publicado en ArchDaily en Español erróneamente bajo el título 'Nuestras ciudades no deberían contar con estacionamiento gratuito'. Lamentamos la confusión que pudo generar a nuestros lectores.