Si bien hace años la industria de la construcción fue una de las más atrasadas en términos tecnológicos, hoy en día podemos decir que la automatización en la arquitectura definitivamente llegó para quedarse.
¿Vivirías en una casa construida en una fábrica? La evolución tecnológica en materia de diseño y producción arquitectónica está provocando cambios innegables en la forma en la que pensamos y construimos arquitectura. La posibilidad de materializar una vivienda a través de un sistema de partes fabricado de manera industrial en un ámbito externo al emplazamiento final de la obra ha abierto la puerta para que numerosos arquitectos y arquitectas investiguen y experimenten con nuevos materiales y tecnologías nutridas de la fabricación digital.
La arquitectura como objeto, al ser una creación del hombre, presenta el desafío de su implantación. Cuando se decide que el diseño se enfocará en soterrar el proyecto, puede trae consigo varios beneficios proyectuales como la mimetización con el contexto, o beneficios técnicos como una mayor eficiencia termodinámica.
Durante la primera mitad del Siglo II d.C., se levantó en Roma uno de los edificios más emblemáticos de la historia de la arquitectura: el Panteón de Agripa. Su característica principal es una cúpula de concreto artesonado que remata en una abertura central perfectamente redonda. Este óculo dio el puntapié a una serie de proyectos posteriores que notaron el valor de las aberturas circulares, las que fueron replicadas como tragaluces vidriados y como elementos de composición en fachadas, evolucionando, por ejemplo, hacia los detallados y coloridos rosetones de las antiguas basílicas góticas. En todas sus configuraciones, el óculo (del latín Oculus, que significa ojo) se presenta con un simbolismo que va más allá de la ventana tradicional: su proyección luminosa marca con gracia el paso del tiempo, convirtiéndose en un hito que permite destacar solemnemente un espacio o elemento arquitectónico.
Poco se habla sobre la contribución de los andamios a la historia de la construcción. Estas estructuras fueron generalmente tratadas como mero equipamiento y, por lo tanto, sus registros son muy escasos. Sin ellos, sin embargo, sería casi imposible construir la mayoría de los edificios que conocemos. Los andamios permiten alcanzar y mover materiales a puntos difíciles en una construcción, brindando seguridad y algo de comodidad a los trabajadores. Pero además de su función como estructura de soporte para edificios, hemos visto que los andamios también se pueden utilizar para estructuras móviles, temporales e incluso permanentes. A continuación, revisaremos un poco de su historia y sus posibilidades.
En nombre de todo el equipo de ArchDaily, nos gustaría agradecerles su apoyo: su participación ayudó a que el 2020 fuera un año mejor. Podemos decir con satisfacción que este año, más que cualquier otro, hemos llegado a profesionales de la arquitectura de todo el mundo, aportando herramientas e inspiración para crear mejores espacios.
Con más de 5.500 proyectos publicados a lo largo del año, nuestro equipo de curadores se complace en compartir esta selección de los 100 proyectos más visitados de 2020. Esta lista representa lo mejor del contenido creado y compartido por la comunidad de ArchDaily durante los últimos 11 meses.
El Edificio Monadnock, en Chicago, comenzó su construcción en 1891 y todavía se utiliza sin problemas. El edificio presenta una fachada sobria sin grandes ornamentos y una altura muy expresiva –en ese momento– de 16 pisos. Se considera el primer rascacielos construido en mampostería estructural, con ladrillos cerámicos y una base de granito. Para soportar toda la carga del edificio, los muros estructurales en la planta baja tienen 1.8 metros de espesor, mientras que en la parte superior, 46 centímetros. 130 años después, este sistema constructivo sigue en boga y permite la construcción de edificios aún más altos, con muros mucho más delgados, logrando racionalidad y economía en la obra. Pero, ¿de qué se trata la mampostería estructural? ¿cómo utilizarla en proyectos arquitectónicos? ¿en qué edificaciones se recomienda este sistema?
Los muebles infantiles son todos aquellos mobiliarios dimensionados –fijos o móviles– que guían su diseño según los principios ergonómicos y anatómicos de los niños y niñas, y/o aquellos que les ayudan de forma adecuada. Siguiendo esta línea, podemos identificar dos tipos de muebles: (1) los que facilitan una relación entre el cuidador y el niño, y (2) los que permiten que el niño los utilice de forma independiente.
La gran diferencia entre estos dos tipos es que los primeros tienen dimensiones que se adaptan principalmente a la ergonomía del adulto y los segundos están diseñados para satisfacer las necesidades ergonómicas del niño, en cada etapa de su desarrollo. Dado que el crecimiento de los niños ocurre relativamente rápido, es común que los muebles de este segundo grupo sean multifuncionales o incluso extensibles.
Hay obras que emplazan los grandes egos de quienes practican esta profesión, y hay arquitecturas que proponen lo contrario. Prácticas cuyas obras armonizan -de manera casi poética- los elementos arquitectónicos construidos con respecto al entorno natural donde se construyen. También están las obras que se acoplan al orden morfológico de la naturaleza, resultando en un lenguaje orgánico y generando así espacialidades interiores sumamente peculiares y únicas.
Los centros de data, las líneas de montaje automatizadas, las instalaciones de telecomunicaciones y los almacenes representan un aspecto muy utilitario del entorno construido y, sin embargo, componen un tipo particular de infraestructura dentro de la sociedad contemporánea fundamental para el desarrollo de la vida cotidiana. Raramente discutidas dentro de la profesión, estas nuevas tipologías han penetrado más recientemente en el discurso arquitectónico, planteando interrogantes sobre la importancia arquitectónica y el potencial de diseño de los espacios que sustentan la mecánica del mundo actual.
La convocatoria para la Tercera Edición del Gran Premio Oscar Niemeyer para la Arquitectura Latinoamericana que otorga la Red de Bienales de Arquitectura de América Latina ha concluido exitosamente, en donde participan 101 obras de 12 países de Latinoamérica, México participa con 30 obras de gran calidad y diversidad, todos ejemplos claros de la excelente producción arquitectónica hoy en día.
En 2002, los arquitectos de Diller Scofidio+Renfro (DS+R) captaron la atención mundial con el Blur Building para la Expo Suiza del mismo año. El volumen estaba formado por 35.000 boquillas de alta presión que expulsaban agua del lago sobre el cual estaba ubicado, creando una enorme nube artificial a su alrededor. Su forma, límites, colores y translucidez cambiaban con el sol y la fuerza del viento, y producían una experiencia inmersiva para los usuarios, quiénes ingresaban a un volumen completamente permeable. Diez años más tarde, Carla Juaçaba y Bia Lessa diseñaron Humanidade2012 para la exposición Río +20, en la que varios volúmenes programáticos se organizaron al interior de una enorme estructura de andamios. Con más vacíos que llenos, sus extremos se desmaterializaban en el cielo y durante la noche los volúmenes parecían flotar. Según las arquitectas, "el mismo movimiento de las personas en el edificio transformó a los visitantes en objetos de exhibición, al ser vistos desde lejos". Los dos proyectos temporales, incluso con diferentes escalas y contextos, coinciden con éxito al trabajar con las nociones de translucidez, ligereza, disolución de límites y movimiento.
Los puentes y pasarelas son elementos de circulación horizontal que permiten establecer una conexión física entre los espacios interiores o exteriores de un proyecto para resolver su articulación y salvar, en algunos casos, los desniveles existentes entre los mismos. Estas estructuras suspendidas potencian las conexiones visuales entre los diferentes niveles y habilitan, a través de recorridos más dinámicos, la producción de secuencias intencionadas de encuadres.