Una de las principales motivaciones de Peter Zumthor respecto a su propia obra consiste en proponer el entendimiento inmediato del objeto construido, para bucear mediante un atisbo primario la sensibilidad emocional de sus espectadores. En busca de ese objetivo, Zumthor procura que las combinaciones de formas, materiales, colores y texturas, se amalgamen en el pensamiento perceptivo, dando lugar a la creación de una atmósfera arquitectónica de identidad univoca.
A partir de esta idea, manipula cada entidad de diseño perfilando su anatomía, deliberando dónde y cuándo debe influir o no en un contexto determinado, y cómo debe expresar su presencia material en ese medio. La tensión que propone entre el entorno y el objeto busca alcanzar una sensación de lugar de manera natural, sin que la imposición de masas altere el equilibrio existente. Para ello, armoniza las posibilidades cinemáticas de los elementos de la arquitectura mediante secuencias espaciales que estimulan la distensión y la sorpresa.