¿Cuándo nace y muere la arquitectura?
Con frialdad analizamos la edad de las edificaciones, y pronosticamos su muerte, desde la “vida útil de sus materiales”, alejándonos de lo emocional. La arquitectura persigue despertar sentimientos en aquellos que la habitan. Curiosamente esos sentimientos son los que mantienen una construcción viva.
Una vivienda vacía se encoge y envejece sin remedio, como un anciano abandonado a su soledad. Una estructura olvidada, se esconde entre las sombras de la ciudad. Una pieza estropeada se rechaza y aparta para amontonarse en los rincones indeseados de nuestras calles.
Siendo sensible a la fragilidad de las construcciones y materiales desdeñados, sin valor aparente, casi mutilados, el artista de Los Ángeles, Tom Fruin, compone su obra como un Frankenstein loco, dando vida a nuevas construcciones a base de pedazos de elementos muertos.
El resultado son estructuras como hitos urbanos, a medio camino entre la arquitectura y la escultura, donde luz y color sazonan un conjunto minimalista, alegre, funk, vital.