En pleno barrio de Recoleta de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se alza el edificio de Clorindo Testa, Héctor César Lacarra y Elena Acquarone sobre un lote de 8.66 m de frente por 42 m de fondo. Proyectado entre 1975 y 1978, posteriormente a la sanción de la ley de propiedad horizontal, la fachada del edificio deja entrever una serie de balcones aterrazados, vacíos y pasarelas accesibles que dan lugar a un juego alternado y de dobles alturas aportando una mayor iluminación y ventilación natural a los diferentes ambientes de las viviendas.
Durante la segunda mitad del siglo XX, notables profesionales de la arquitectura proyectaron edificaciones en Buenos Aires que, hoy en día, pueden ser reconocidas como clásicos modernos debido a su calidad de documentación y construcción que ha quedado probada con el correr de los años. Tal es el caso del edificio de la calle Rodríguez Peña 2043 que, más allá de retirarse unos 7 metros de la línea municipal, representa uno de los ejemplos más sobresalientes de inserción en el tejido urbano.
Siendo una iniciativa propia de la arquitecta Elena Acquarone, desde sus inicios Clorindo Testa rechazó la idea de llevarlo a cabo, ya que su aspiración era inclinar su estudio hacia el desarrollo de concursos y programas públicos, considerándola a ésta como una arquitectura comercial. Luego de un tiempo, terminó accediendo y entonces Acquarone consiguió el terreno, que era propiedad de un coleccionista de arte, reunió el dinero y encabezó la dirección de obra.
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Destacándose por sus terrazas y pasarelas accesibles que inician desde la planta baja, un hall de entrada con jardines y una rampa de acceso hacia el subsuelo recibe a sus visitantes, y además, se suma la presencia de un departamento de pequeñas dimensiones que cuenta con su propio jardín hacia el fondo del terreno.
Con una superficie cubierta de 3000 metros cuadrados y diez plantas en total, las unidades de vivienda se organizan una por nivel a partir de un hall de distribución que separa el sector privado correspondiente a los dormitorios del área de recepción y servicios. La circulación se resuelve buscando vincular cada zona, alejándose de la concepción habitual de los pasillos de departamentos y haciéndose partícipe de las visuales a los patios. Su estructura compuesta por un sistema portante de losas sin vigas de hormigón también ayuda a brindar una mayor flexibilidad al ubicar los cerramientos interiores.
“Edificio moderno brutalista con las instalaciones a la vista y todas vigas cinta, ninguna interrupción en los planos horizontales. La idea original era entregarlos sin las divisiones interiores, ningún tabique. La realidad cambió esa idea y se entregaron terminados. El edificio muestra el enorme conocimiento de una estructura que tenía Clorindo (evidente en Banco de Londres y Biblioteca Nacional).” – Elena Acquarone
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Sobreponiéndose de alguna forma u otra a las limitantes del lote y del código urbano, cada una de las terrazas se organiza con maceteros de diversas alturas y un espejo de agua, que puede utilizarse como piscina. Ante el denso tejido que compone el amanzanamiento de la ciudad de Buenos Aires, estas terrazas se incorporan para agregar porosidad al edificio obteniendo como resultado un paisaje urbano que redefine las relaciones entre la ciudad, la arquitectura y la vida doméstica.
Fuente:
- Moderna Buenos Aires, CPAU - Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo, y Mecenazgo Participación Cultural. Edificio Rodríguez Peña 2043.
- Javier González Cozzolino para La Nación. Clásicos modernos: los edificios de la segunda mitad del siglo XX que le cambiaron la cara a la Ciudad. 8 de septiembre de 2017.
- Carolina Quiroga. Artículo Elena Acquarone. Anales del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas. Mario J. Buschiazzo vol.49 no.2, Buenos Aires, diciembre de 2019.
