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Arquitectos: MUKA Arquitectura
- Área: 256 m²
- Año: 2022
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Fotografías:Javier Callejas
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Proveedores: Porcelanosa Grupo
Descripción enviada por el equipo del proyecto. En un contexto urbano donde la vivienda debe adosarse a las casas colindantes en sus testeros a través de una sucesión lineal de volumetrías, materiales y alturas yuxtapuestas, este proyecto pretende reivindicar otra forma de crear ciudad a través de la forma que puede adquirir una vivienda unifamiliar y la relación de esta con el entorno.
El reducido tamaño de la parcela mínima establecido en el planeamiento de Ciudad Real y a los retranqueos obligatorios que rigen la posición de la edificación, tanto en el frente de la fachada como en lindero trasero, la solución más evidente -y obligada- pasa por liberar dos pequeños patios a cada extremo interrumpidos por la propia vivienda. El delantero suele presentar un uso muy limitado ya que se emplea para el acceso tanto peatonal como del vehículo; y el trasero, con una luz natural muy limitada por los cerramientos de las parcelas colindantes, suele convertirse en un patio ahogado espacialmente por las construcciones y tapias próximas.
La propuesta se resuelve fundamentalmente en sección: el gesto nítido de un volumen curvo donde se ubican los dormitorios y que libera la planta baja -ligeramente rehundida- ofrece desde el interior una continuidad visual entre ambos patios. Con esta solución formal, a la que se suma la posibilidad de esconder los vidrios al recogerlos en los machones de acero donde apoya el volumen de hormigón, la percepción del límite entre el interior y exterior desaparece y emergen preguntas a las que el proyecto pretende ofrecer una respuesta muy concreta. ¿Qué es patio en una vivienda manchega? ¿Qué es vivienda? ¿La planta baja se podría considerar como un umbral habitado?
Estas cuestiones son las que determinan, fundamentalmente, el uso más radical de las zonas comunes. El tallado del plano del suelo, así como la elevación del plano de césped en los extremos son recursos que se emplean para que la percepción de los límites de la parcela sea la máxima posible desde la sala de estar la cocina, como ámbitos donde se desarrolla la mayor parte de la vida cotidiana de la familia. Los apoyos de acero cortén donde descansa el cuerpo de hormigón sirven para recoger usos secundarios en planta baja, y la posición ligeramente girada de alguno de ellos enfatiza la geometría y curvatura de la pieza.
La volumetría de la planta primera consigue establecer unas relaciones con el entorno urbano muy diferenciadas entre la fachada principal y la posterior. La fachada a la calle Villahermosa, orientada a noreste, pretende negar la relación entre los usos más privados de la planta primera con el resto de edificaciones colindantes y sus huecos próximos; una única ventana rompe la cáscara de hormigón para establecer una conexión muy puntual con la calle. La reivindicación urbana que proponemos a través de la negación de cualquier relación compositiva y volumétrica, así como cualquier correspondencia con la materialidad de las viviendas colindantes, pretende reivindicar un procedimiento alternativo de entender los vínculos de las partes con el todo, o de la vivienda y la suma de ellas con la ciudad.
En el patio trasero y con una orientación predominantemente sur, la piel de hormigón finaliza de forma asimétrica respecto de la fachada principal en un punto más bajo para proponer una fachada más permeable. Unos cables de acero por los que crece la vegetación permiten tamizar y regular la entrada de luz natural directa desde soluciones bioclimáticas. El gesto curvo de la fachada principal, además de servir para ampliar la mirada hacia el cielo desde la planta baja, permite introducir la luz natural al interior desde el plano cenital en las estancias de usos secundarios e instalaciones, así como en el vestíbulo de la escalera y en un patio que ilumina uno de los dormitorios. Por último, la bañera del dormitorio principal excavada en el propio casquete de la curva posee un lucernario por el que se introduce también la luz natural para no perder la privacidad necesaria en esta estancia.
La curva de hormigón se adapta de forma escalonada en sus extremos permitiendo que en el plano del suelo surjan oportunidades de proyecto que mejoren el uso y la relación de las personas con la casa y el exterior, como son las banquetas que extienden los alfeizares en el interior que funcionan como puntos de lectura y descanso junto a las ventanas, maceteros insertados en la propia geometría y concavidad del suelo, escritorios y mesas de trabajo así como zonas de almacenaje adicional en la vivienda.