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Arquitectos: Acrónimo | Arquitectura y Construcción
- Área: 160 m²
- Año: 2022
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Fotografías:Francisco Álvarez
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Proveedores: Arquitectura de madera, CASAH, Cemex, Magg, Tecnolite
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Emplazado al centro del sembradío Madre Tierra, lugar de azahares, aguacates y limones, en Montemorelos, Nuevo León. Este proyecto nace de una necesidad espiritual: erguir un espacio de reflexión para la familia y la comunidad. Esta necesidad requiere una aproximación arquitectónica respetuosa y perspicaz. Por ello, el proceso de diseño de este proyecto se fundamentó en el estudio exhaustivo de la liturgia cristiana y el campo norestense. La Capilla San José es una solución donde fe y campo conviven en un mismo espacio de celebración.
La capilla es un espacio de calma como también uno de celebración. Esto se traduce en la volumetría del proyecto. Tres volúmenes individuales que se hacen uno. Los bloques ubicados a los extremos del proyecto son grandes monolitos de expresión solemne. Son cerrados, pesantes y gruesos. Tradicionalmente a dos aguas. El primero funge como vestíbulo y el último como espacio de servicio y almacenamiento de instrumentos religiosos. Son espacios de transición. Estos dos volúmenes abrazan a la nave central, y la ciñen. La nave central es transparente, alargada y liviana. Sus costillas son columnas revestidas de madera natural y ventanales rectangulares de vidrio.
Desde las bancas de los feligreses, es posible ver la extensión de Madre Tierra. La capilla se prolonga y el campo entra. Es en la nave central donde se celebra la misa y se lleva a cabo la mayor parte de la convivencia religiosa. Se juntan los volúmenes con ventanales estrechos y delgados que facilitan la entrada de luz natural y la difusión entre los distintos espacios de la capilla, creando un equilibrio justo entre ellos, y así, una sinergia de transparencia y solidez.
La capilla se diseña para abarcar los siete sacramentos. El vestíbulo, también denominado nártex, cuenta con un confesionario y con un muro reservado a los nichos funerarios. La nave central se pensó para dar aforo a un máximo de sesenta personas, haciendo posible celebrar en ella Bautismo, Confesión, Matrimonio y la Orden Sacerdotal.
A través del manejo de los materiales y la luz, este proyecto busca emular dichas virtudes del campo. Mármol travertino reviste y ensalza el altar; cielos de madera natural de pino, piso de concreto pulido y antepechos de mampostería de piedra del sitio. Las caras exteriores están revestidas con una solución de estuco pigmentado. Los materiales son pétreos pero cálidos, sencillos pero elegantes. La materialidad en este proyecto busca conferir cobijo a quien la experimente.
En el cuarto día de la Creación que Dios concibió a los astros y diseminó por el cielo las estrellas. Inspirada en este evento bíblico, el vestíbulo, siendo un volumen cerrado y compacto, es iluminado por luz natural que se escabulle entre los huecos de sus techos, creando la ilusión de que no es el concreto pulido, sino el mismo firmamento y las estrellas, quienes reciben a los visitantes de la capilla.