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Arquitectos: Felipe Valdivia
- Área: 18 m²
- Año: 2022
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Fotografías:Felipe Valdivia
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Camilo, nuestro vecino, acababa de construir unos juegos infantiles para su hija y le sobró un rollizo de madera completo de 8”, que nos vendió y con el que construimos las fundaciones de la torrecita. Pero los zapatos iban a ser de piedra. Es más: las piedras que fuimos a buscar al rio, para fundar la torrecita a la manera antigua, todavía están ahí botadas, justo al lado de los rollizos de madera que finalmente utilizamos como apoyos, porque con ellos era más fácil nivelar y fijar la estructura a la base. Convertimos esas piedras en pequeños monolitos que señalan el camino a la torrecita entre la vegetación.
La torrecita fue construida tomando las guías de una planta sin cotas ni ejes, la dimensión estándar del listón de madera y una pequeña maqueta de cartón, escala 1:50. El detalle 1:1, en cambio, se resolvía en el momento mismo de la construcción. Muchas veces casi siempre a prueba y error. Una estaca del trazado, que apareció entre medio de los despuntes, fue la evidencia de tres intentos por cuadrar la base. Lienza blanca, amarilla y roja amarradas a un solo palo, acusaron nuestra propia inexperiencia en el asunto.
A veces me pregunto cuánto tiempo durará esta estructura. Tarde o temprano el temporal insistente va a terminar por derrumbar la torrecita. Se va a soltar la tierra y los apoyos se van a mover de su lugar. Los pilares y vigas de pino bruto, completamente podridos, van a terminar por ceder. Y finalmente, con un espectacular gesto, su cuerpo torcido va a colapsar y caer hacia la quebrada. Poco se podría rescatar de sus materiales, y la limpieza de los escombros podría tardar meses. Quizás sería prudente anticiparse a este evento y desarmarla en unos cuantos veranos más, para salvar los materiales y tal vez volverla a construir. Esta vez con más recursos y con una ejecución a cargo de verdaderos carpinteros, y por sobre todo con menos urgencia por disponer de ese espacio. Una construcción hecha en su debido tiempo, y no con la improvisación que supone hacer las cosas por primera vez.
¿Cuántos veranos deberían ser? Espero que esa respuesta no me tome por sorpresa. Pero calculando a vuelo de pájaro, ¿serán unos cinco, o quizás diez? Quince veranos, siendo generoso. También depende un poco del destino, porque en cualquier momento el volcán Calbuco vuelve a hacer erupción, y el peso de las cenizas podría echar abajo la estructura en pocos minutos. Así como también se construyó en verano, lo más probable es que la torrecita debería ser desarmada en aquella estación; con días largos, y por sobre todo con muchas manos dispuestas a ayudar. Las manos inexpertas pero comprometidas de la familia, los amigos, y también de los nuevos amigos que van apareciendo con el buen clima. Las mismas manos e imperfecciones que le dieron su carácter a la torrecita desde un comienzo.