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Arquitectos: Ekain Arquitectura
- Área: 60 m²
- Año: 2022
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Fotografías:César San Millán, Ekain Arquitectura
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Proveedores: ART-LAN, Aplicaciones Pedro Hinojar, Arbales, Clima Vitoria, Danolux, Industrias URFE, Instalaciones Sebas, Jardinería Abeto, Jolma, Planorsa, Tovasa, Vimovi Forma 5
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El local abarca el borde de un edificio en una posición privilegiada del barrio. La reforma ha consistido en la demolición total y la construcción de una oficina ex novo. Se quería visibilizar simbólicamente la actividad (arquitectura) a través de su signo más reconocible (ladrillo): para ello, un muro de ladrillo caravista recorre el interior de la oficina de lado a lado, dividiendo en dos franjas los espacios servidos de los espacios sirvientes.
La franja ancha, vinculada a la calle, se corresponde con la zona de trabajo. Es una estancia rectangular con vocación exterior. Cuando los estores están subidos el espacio nos otorga la experiencia de trabajar en la calle. La cota interior, sensiblemente más baja con respecto a la calle en su lado más largo, refuerza esta relación inseparable con la calle. Por el contrario, cuando cerramos el doble cortinaje y nos evadimos del exterior, el muro evoca un edificio dentro del edificio. Las mesas parecen estar dispuestas en una calleja, frente a una fachada de ladrillo. De este modo siempre está presente esa condición ambiguamente exterior.
En la franja estrecha van los usos secundarios: un acceso indirecto estrecho y en ligera bajada; el aseo; un oficio; y el estudio de pintura donde el arquitecto desarrolla su actividad complementaria. Los techos en esta franja son bajos en previsión de una segunda planta para alojar el archivo (salvo el acceso, que agota la máxima altura).
Se ha elegido un ladrillo caravista con acabado arenado, de unas extraordinarias cualidades hápticas, que dotan al local de un carácter fenomenológico, en contraste con el resto de acabados, más asépticos. Ese gran muro se perfora por una serie de aperturas de diferente tamaño, de modo que, en su vista frontal, o desde el exterior, el ladrillo configura un volumen cerámico y corpóreo que se ha ocupado y que en el espacio de trabajo funciona como un pequeño túnel oteiziano.
Los materiales se han dislocado: el ladrillo caravista, que habitualmente se coloca fuera, es aquí el material interior. Y el revestimiento de las fachadas se resuelve con un lúcido de mortero blanco a la cal. Así, el ladrillo exterior queda dentro y el lucido interior, fuera.
Al exterior, enlucido de cal; al interior, ladrillo caravista. Desde el exterior, un muro, dentro, que se abre. Se han domotizado todos los elementos de iluminación y cortinajes para subrayar el carácter escenográfico del muro, cuya visión nocturna, cambiante, resulta atractiva desde la calle.
El mobiliario se dispone en la parte baja de forma que las visuales sobrepasan los límites del local hasta alcanzar la calle. Los ventanales coinciden con el plano de trabajo: la calle queda sostenida, al interior, por unas repisas generosas. La calle entra dentro, la oficina sale fuera.
En previsión de que ese muro se ensucie y termine recibiendo alguna desgraciada pintada se han plantado una parra y una glicina. Con el tiempo crecerán y ocuparán, el verde y sus sombras, gran parte de las fachadas, lo que permitirá repasos y repintados parciales, una mezcla de blancos y, al fin, una presencia más de pueblo.