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Arquitectos: AGR Arquitectura, G&C Arquitectos
- Área: 46000 m²
- Año: 2019
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Fotografías:José Salinas Velázquez, Alfonso Gómez Raby, Martín Jerez
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Proveedores: Atrio, Canteras Colina, Fahneu, Vanghar, Vivero Tropical
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El proyecto de reposición integral del Parque Brasil responde a un objetivo principal, definido por el mandante, aludiendo a la “equidad social y espacial” y argumentando que la propuesta debe “generar oportunidades para mejorar la calidad de vida de la población residente, otorgando mayor accesibilidad al equipamiento comunal”.
La propuesta de renovación buscó poner en valor al parque, como un hito urbano histórico con un alto potencial ambiental, recalcando la preexistencia de un arbolado urbano centenario, frente a la actual carencia de pulmones verdes en la ciudad de Antofagasta.
Desde su concepción inicial el parque se perfiló como un salón urbano destinado al esparcimiento, caracterizado por su arbolado perimetral y un amplio espacio central destinado a juegos y paseos, respondiendo a las tendencias higienistas de finales del S.XIX.
Se trata de un parque lineal formado por 8 bandejones rodeados de tráfico vehicular, que discurre paralelo a la costa, ofreciendo en la actualidad un filtro entre la trama urbana y el mar, donde su entorno se ha compuesto por edificaciones de diferentes tipologías. Los accesos peatonales se ubican en los extremos de los bandejones, en cuyos interiores cobran especial importancia una serie de monumentos y elementos patrimoniales que acompañan el recorrido a la manera de un relato.
Por efecto de la expansión urbana, los espacios públicos de la ciudad han aumentado y muchos de ellos se han volcado hacia el mar. A raíz de aquello, el Parque Brasil fue perdiendo identidad y protagonismo, quedando como una isla en medio de la trama urbana. Sin lugar a duda, el parque requería renovar su significado, capitalizando sobre sus principales activos: centralidad y patrimonio (natural y cultural).
Desde esta perspectiva, la propuesta se basa en la idea del parque como una “costura” entre los diferentes tejidos urbanos que lo rodean, mediante recorridos longitudinales y transversales que generan cruces y espacios de encuentro donde se enfatiza la posición de los elementos patrimoniales recuperados.
El diseño de los recorridos se apoyó en el arbolado existente, buscando conciliar distintos ritmos y dotando su trayectoria de espacios definidos para uso contemplativo o de circulación lenta, diferenciándolos de las zonas de mayor actividad o circulación rápida, en el eje central. El cambio de pavimentos se utilizó como una herramienta fundamental para apoyar y demarcar las variaciones de ritmo. Asimismo, se crearon espacios adaptados a la demanda cambiante de los usuarios, favoreciendo el desarrollo de actividades espontáneas e imprevistas, mediante la incorporación de pavimentos y mobiliario de uso flexible.
El mobiliario y las edificaciones, por su parte, fueron emplazados en función de los usos y recorridos y diseñados con materiales contemporáneos de origen pétreo que, por un lado, aludieran a la geografía antofagastina y por otro, contrastaran con el material vegetal propuesto para el parque. Las superficies de detención fueron rodeadas de abundante material vegetal, con especies elegidas de acuerdo con el clima para robustecer las características de pulmón verde de este parque y complementar el arbolado preexistente con especies de fácil mantención.