Junio es el mes en el que se celebra el día de la inmigración japonesa en Brasil, país que tiene la mayor colonia fuera de Japón, con más de 2 millones de japoneses y sus descendientes. Desde el siglo XX, las familias japonesas emigraron a las regiones rurales de Brasil, formando una colonia sólida en el interior de estados como São Paulo, influyendo en muchos aspectos de la cultura local.
El 18 de junio de 1908 llegó a Brasil el primer barco que traía familias japonesas en busca de mejores oportunidades mientras su país atravesaba una abrumadora crisis económica y política de entreguerras. La inmigración masiva duró hasta mediados de la década de 1970 y la mayoría de las familias que llegaron a Brasil eran campesinos pobres de las provincias del sur y del norte de Japón. Al llegar a Brasil, se instalaron en regiones del interior rural de São Paulo, donde con el tiempo intercambiaron contacto con brasileños y otros inmigrantes hasta consolidarse como una colonia fuerte, influyendo en la comida, las costumbres y hasta la arquitectura de la región.
A su vez, Japón se recuperó económicamente y se convirtió en una de las economías más fuertes del mundo, siendo, por tanto, un agente influyente de la cultura en el mundo. En el ámbito de la arquitectura, por ejemplo, Japón es el país con más ganadores del Premio Pritzker de Arquitectura, con 7 ganadores: Arata Isozaki en 2019, Shigeru Ban en 2014, Toyo Ito en 2013, Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa en 2010, Tadao Ando en 1995, Fumihiko Haki en 1993 y Kenzo Tange en 1987. De esta forma, los atributos de la cultura japonesa que quedaron impresos en la arquitectura también fueron reconocidos globalmente y comenzaron a influir en proyectos de todo el mundo, ya sea desde sus técnicas, forma, estética e incluso conceptualmente. A continuación se muestra una selección de proyectos brasileños que demuestran esta influencia: