Ana García, arquitecta fundadora de NeuronaLab, ha realizado una entrevista con Aureli Soria-Frish de la empresa Starlab en la que conversaron sobre cómo los más recientes avances tecnológicos se están usando cada vez más para objetivar la actividad neuronal y los estados emocionales vinculados a los espacios arquitectónicos. A continuación, ella nos escribe sus principales reflexiones.
Una de las disciplinas que está estrechamente relacionada con la percepción espacial y con los estados cognitivos que mantenemos dentro de los espacios que diseñamos los arquitectos es la neurociencia. Durante los últimos años la tecnología desarrollada por algunos equipos de investigadores ha revolucionado los campos de aplicación. Este es el caso de Starlab, una empresa ubicada en la montaña del Tibidabo barcelonés. Aureli Soria-Frish, Director de la Unidad de Neurociencias, me recibió para explicarnos algunos de sus estudios recientes en el campo de la investigación neurocientífica.
Nos presentó el dispositivo comercializado por Neuroelectrics, una empresa creada por los fundadores de Starlab. Se trata de un gorro inalámbrico que lee la actividad eléctrica de baja intensidad generada por las diferentes áreas cerebrales. También disponen de otros dispositivos que miden la frecuencia cardíaca y trabajan incluso con el interpretación de expresiones faciales.
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Toda esta información la transforman en marcadores de respuesta emocional. Para ello, se basan en el modelo dimensional de Russell que en 1980 organizó los diferentes estados como la excitación o alegría, la serenidad, el aburrimiento, la tensión, en un sistema de dos ejes de coordenadas que miden el nivel de activación (Active/ Passive) y el grado de valencia o valor hedónico (Unpleasant / Pleasant) de la respuesta emocional.
Las aplicaciones de estas investigaciones son de lo más diversas: desde el análisis de una empresa del sector de la cosmética antes de lanzar varias fragancias que quieren asociar con el estado de calma o de energía, hasta el análisis de usuario de la percepción en una exposición de obras de arte. Este último nos interesa especialmente porque mide la percepción emocional ante cuadros de pintores clásicos de la colección del Museo del Prado y ante las fotografías de S. Salgado en un proyecto que fue financiado por la Fundació La Caixa.
Aureli Soria-Frish, nos explica que en este último estudio observaron cómo la mayoría de los usuarios presentaban cierto estado de valencia negativa al final del recorrido, lo cual seguramente tiene que ver con nuestra capacidad de mantener la atención continuada y la fatiga. La mayoría de estímulos exteriores que utilizan para observar las diferencias entre un estado emocional basal y el que se mide con su tecnología aplicada durante la experiencia, son muy sutiles, pero seguramente ésta se podría adaptar para captar reacciones relacionadas con parámetros arquitectónicos. Por ejemplo, realizando una toma de datos en un espacio iluminado con temperatura de luz fría y cambiando después a una iluminación mucho más cálida.
Sin duda, las investigaciones neurocientíficas abren también un mundo de posibilidades para poder objetivar datos cuantificables acerca de la percepción espacial, en cuanto a su proporción, materialidad, iluminación… De hecho, Starlab actualmente está participando en el proyecto eMOTIONAL Cities que tiene como uno de sus objetivos medir las reacciones emocionales de diferentes sujetos en espacios exteriores urbanos. Estos datos pueden aportar parámetros con los que los diseñadores de espacios podamos desarrollar una arquitectura más sensorial, basada en la experiencia de usuarios, que sin duda debería ser nuestro principal foco de atención.