“Una ciudad de habitaciones” es un trabajo de investigación de la arquitecta Paula Olea Fonti que se centra en el estudio de la vivienda compartida, que constituye una de las formas más utilizadas por jóvenes estudiantes y profesionales para habitar la ciudad. Una casa popular y ordinaria, si se quiere. Una a la que muchos arquitectos distinguirían por su poco valor arquitectónico.
Las líneas que pueden leerse a continuación son un extracto sintético de: “Una ciudad de habitaciones: La casa compartida como laboratorio urbano”.
Las casas que se analizan en esta investigación son exclusivamente del ensanche barcelonés, urbanas y anónimas, casas donde transcurre la existencia de individuos corrientes. El trabajo indaga las relaciones que se establecen entre los espacios de la casa y entre la casa y la ciudad. Una casa explotada, formada por una agrupación de habitaciones que comparten una serie de servicios y espacios comunes, donde los habitantes viven en un mínimo, compartiendo el resto del espacio habitable con los compañeros de piso. Una casa, que, por su reducido tamaño y por el hecho de compartir, hace que el habitante se vea obligado a conquistar espacios propios de la ciudad, haciendo que esta se domestique.
Esta tesina se enfoca desde dos perspectivas. La primera parte, se construye desde el habitar compartido considerando a la vivienda colectiva como análisis imprescindible para la reflexión entorno al habitar contemporáneo. Estudiando a partir del concepto de domesticidad compartida tres puntos fundamentales. La casa extendida, que sale a la ciudad. La casa comprimida, donde la ciudad entra a la casa. Y la casa mínima, la se habita en la célula de menor tamaño, la que se distingue por su pequeñez.
En el segundo bloque, se estudian las estancias compartidas de la casa y su interrelación. El espacio doméstico funciona a modo de microciudad formada por habitaciones donde una se convierte en el centro de la casa, cumpliendo su función inicial, pero permitiendo otros usos de los preestablecidos. La casa alrededor del microondas, es una mirada a la vida y la historia alrededor de la cocina. La casa alrededor del felpudo, estudia la aparición del pasillo, su función y uso dentro de la casa. La casa alrededor del televisor, observa a la sala desde su origen como salón de la apariencia hasta su muerte en la casa contemporánea. La casa alrededor del tendedero, es una observación a las habitaciones exteriores de la casa con sus usos previstos y los no previstos.
Como notas concluyentes, pero no terminantes, la autora nos deja unas comparaciones entre diferentes tipos conceptuales de casas que, como resultado final del análisis, nos permiten reflexionar sobre la situación actual del habitar doméstico y valen la pena resaltar. Pone de relieve las características presentes en la vivienda contemporánea contraponiéndolas a otras más deseables.
La casa como proceso frente a la casa acabada. Una casa inacabada, dúctil, que puede ser perfeccionable y que permita a los habitantes completarla a partir de sus necesidades. Una casa evolutiva, que puede mutar y que sea capaz de responder a las necesidades de sus habitantes.
La casa difusa frente a la casa compacta. Una casa de límites ambiguos, donde se desdibujan los límites entre lo privado y lo público, y conceptos como casa o espacio público, toman matices diferentes.
La casa útil frente a la casa sujeta a ordenanzas. La casa que potencia espacios de usos mixtos y de socialización. Una casa que salga del corsé de la normativa y las ataduras de las falsas economías referidas a la vivienda, que hace que la misma no se piense para el disfrute, ni para habitarla, si no para cumplir los metros cuadrados mínimos.
La casa sin nombres frente a la casa etiquetada. Una casa donde se sustituya términos como dormitorio, vestíbulo, comedor o conceptos como zona de día y zona de noche por otros que permitan mayor flexibilidad y posibilidad de usos.
La casa flexible frente a la casa especializada. Una casa que permita cambios y polivalencia de usos. Que tenga en cuenta la evolución frente a los nuevos grupos de convivencia.
La casa disponible frente a la casa óptima. Mejor es la que casa que tenemos, cambiando cosas y haciendo modificaciones que permitan acomodar el espacio a nuestras expectativas. Mejor que comprar un nuevo sillón de diseño es el mueble del que ya disfrutamos.
La casa digital frente a la casa desconectada. La casa, y la arquitectura en general, debe poder albergar a los yoes, siendo parte de este el yo virtual, donde generamos una identidad digital y en el que estamos en relación con los demás a través de internet. Una casa digital que implica que estés donde estés, también estarás en otros lugares al estar conectado.
La casa productiva frente a la casa disociada. Una casa con espacios de trabajo remunerados; una situación que es cada vez más frecuente y que no se tiene en cuenta. Para ello, es adecuado disponer de alguna estancia próxima a la entrada o en el pasillo que pueda dedicarse a esta actividad en la que se pueda recibir visitas en caso de ser necesario.
Puedes leer la investigación completa aquí.
