La montaña. La ampliación de este centro deportivo está ligada directamente a su entorno natural, comenzando mediante la fachada existente que, evoluciona componiendo una segunda piel facetada que caracteriza y protege los nuevos usos. El volumen fragmentado resultante genera un nuevo espacio público a sur, y renueva la imagen del antiguo polideportivo. Esta geometría triangulada refleja al exterior su apuesta interior: un rocódromo para los habitantes de un pueblo intrínsecamente ligado a la montaña.
La implantación: conexión entre existente y nuevo. El esquema que introduce los nuevos equipamientos se plantea a través de dos elementos: La Nave y La Escalera.
La Nave. Se trata de un volumen exento de carácter industrial y envuelto en madera OSB, compuesto por dos niveles.La planta baja incluye vestuarios y dos grandes salas polivalentes de más de 100m2 y 12 metros de longitud donde desarrollar actividades como esgrima. La planta primera, se compone de una sala de spinning y un gran gimnasio de más de 300m2. La nave cuenta además con una cafetería directamente ligada al espacio exterior.
La Escalera. La escalera principal sirve de conexión entre el pabellón existente y la ampliación.
Se encuentra adherida al antiguo muro de frontón, en el cual se han abierto diversos huecos estratégicos a modo de ventanas interiores, permitiendo así una conexión visual directa entre lo antiguo y lo nuevo y generando una nueva unidad. Bajo estas escaleras se almacena todo aquello que el centro requiere para su funcionamiento, convirtiéndose hacia el interior del pabellón en unas nuevas gradas fijas.
El rocódromo: como símbolo de la montaña. Desde el acceso principal se puede ver, semienterrado y al final del pasillo, el rocódromo, diseñado en colaboración con escaladores locales. Éste, aprovecha el antiguo pabellón como soporte principal para la escalada, y va reduciendo su altura, mediante una estructura de cerchas trianguladas tensadas, hasta devolver al proyecto la escala humana inicial.
Un nuevo acceso: la Plaza. El proyecto se ha ideado teniendo en cuenta su entorno urbano más próximo; sus accesos y comunicaciones. Se crea un nuevo acceso principal para todo el conjunto ubicado en una plaza ligeramente elevada, accesible a través de un paseo completamente renovado. En ella, los deportistas y ciudadanos pueden compartir un nuevo espacio de reunión.
En su interior, la entrada principal se convierte en un gran espacio en doble altura iluminado a través de la fachada principal, y del lucernario longitudinal.
La piel: elemento conector. El nuevo programa queda envuelto y protegido por una piel de chapa micro-perforada que parte de la envolvente metálica existente, y evoluciona para adaptarse a las geometrías e intenciones del nuevo proyecto.
La piel actúa como envolvente de todo el conjunto para dar coherencia y unidad a la nueva implantación. Es a su vez un filtro que tamiza la luz en las zonas acristaladas a sur y un caparazón protector resistente a posibles impactos exteriores. El material elegido permite ver a través de la piel y crea un volumen transparente donde se puede “ver sin ser visto” desde el interior. Este juego, cambia en función de la hora del día, creando una fachada viva que se desmaterializa con la caída del sol.