Darío Emmanuel López es arquitecto de la Universidad de Buenos Aires y asesor técnico en instalaciones del Ministerio de Salud (GCBA). Al mismo tiempo, es cofundador y director operativo del equipo BIMCABA - el cual coordina la implementación de la metodología BIM (Building information modeling) en todos los ministerios del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para trabajar de manera unificada y eficiente en las áreas que gestionen proyectos, obras y activos construidos.
Su interés actual es difundir las iniciativas BIM que suceden dentro del gobierno argentino, ayudando a informar a toda la comunidad de estudiantes, arquitectos e ingenieros que quieren conocer lo que sucede a puertas cerradas del ámbito público y los Ministerios BIM. En este sentido, la siguiente entrevista con Darío Emmanuel López presenta en detalle cómo se está implementando el modelado de información de construcción en el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Fabian Dejtiar (FD): Darío, actualmente trabajas en posicionar el BIM dentro del GCBA, ¿Cuáles son los principales motivos que están detrás de esta implementación?
Darío López (DL): Todo trabajo tiene sus procesos repetitivos y muchas veces sin saber que ya existe un sistema para automatizarlos. Desde un simple comando en AutoCad hasta un gran protocolo de trabajo, todas las soluciones ya fueron pensadas. El problema es cuando ese procedimiento automatizado estuvo planeado originalmente para ser temporal apagando un incendio y luego se transformó en el trabajo cotidiano, creando así un nuevo obstáculo a futuro.
Esto se acrecienta en las entidades gubernamentales en donde el flujo y volumen de información es muchísimo mayor. Así es que tomamos la tarea de unificar estas soluciones repetidas y encontramos en la metodología BIM justamente eso, una manera colaborativa y planificada de resolver tanto los problemas de documentación como los flujos de trabajo, de una manera automatizada y con una trazabilidad que le da una enorme transparencia para que todos los actores puedan optimizar sus tareas diarias.
FD: Actualmente, ¿Cómo es el proceso de trabajo interno que están llevando adelante? ¿Cuáles son los principales desafíos con los que se encuentran?
DL: Cada grupo ministerial de trabajo tiene su complejidad, tanto sea por su normativa, volumen de obras o conocimiento sobre BIM. Es por eso que hacemos un relevamiento de todo esto e inicialmente buscamos hablar todos un mismo idioma y con un lenguaje técnico acorde a los estándares consensuados por la comunidad BIM, como la ISO 19.650 a nivel global, y la Guía de implementación de SIBIM, a nivel nacional.
Luego trabajamos en los flujos internos de procesos, volcando todo en un proyecto piloto que evalúa esta nueva forma de trabajo bajo metodologías y protocolos BIM.
Todo esto crea nuevos roles, visualiza problemas antiguos y genera un cambio cultural que no siempre es aceptado por todos, así que es importante involucrar a la máxima cantidad posible de personas en las opiniones y soluciones que se van requiriendo, esto también agranda el alcance de la implementación BIM a más áreas e incluso incentiva la interdisciplina. Por ejemplo, en nuestro caso todo fue potenciado por un Ingeniero Químico especializado en mejora de procesos y calidad que nos dio toda una nueva visión del BIM.
FD: En estos casos, los protocolos de trabajo BIM deben ser consensuados con una gran cantidad de personas y entiendo están interesados en vincularse al mismo tiempo con otros organismos nacionales, ¿Puedes contarnos más sobre esto? ¿Cómo se llega a acuerdos con tantos involucrados?
DL: Es cierto que a nivel hospitalario hay una complejidad edilicia y normativa que no sucede en escuelas u obras de espacio público, y viceversa. Lo mismo pasa a nivel organizativo, en donde las oficinas de arquitectura pueden ser de dos o cincuenta personas. Es entonces donde surge la flexibilidad del protocolo y la importancia de vincularse directamente con otras áreas, para saber de primera mano sus necesidades, sin coordinadores intermediarios. Esta adaptabilidad del protocolo y comunicación fluida permite que a nivel interno ministerial todo funcione de una forma, pero en el caso de compartir para afuera de este se trabaje de otra forma. Por ejemplo, en la nomenclatura de archivos del Ministerio de Cultura no debe ser el mismo que en el Ministerio de Salud, porque nunca van a cruzar información edilicia, pero sí es obligatorio que ambos nombren los pisos como P00, P01, P02, etc.
El equipo de BIMCABA, del cual soy miembro fundador y Director operativo, es el canal oficial que armamos para consensuar todos estos temas y dar apoyo con recursos y capacitaciones a las distintas áreas del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
FD: En este sentido, ¿Están realizando intercambios de conocimiento BIM a nivel Latinoamericano?
DL: Si, totalmente. A nivel Nacional tenemos a la Mesa BGP (BIM Gestión Pública), en donde nos reunimos mensualmente para coordinar y conocer las distintas velocidades de avance y resoluciones de todas las provincias argentinas. El equipo de trabajo de SIBIM (Sistema de Implementación BIM), el cual organiza las reuniones BGP y hace un constante seguimiento de todos los equipos, es el vocero nacional que participa en la Red BIM de Gobiernos Latinoamericanos, la cual está compuesta por Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Perú y Uruguay. Esta red es la que mantiene vivo el espíritu colaborativo y trata de unificar los criterios que cada organización gubernamental adopta.
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La obra pública de Chile y Argentina es totalmente distinta, por eso las guías de implementación BIM no se pueden copiar y pegar por más generales que sean. Pero hay temas que se pueden replicar, ya que todos hacemos arquitectura, los cambios estratégicos que el BIM implica son similares y las normas que usamos son las mismas. Es entonces donde los gobiernos somos los primeros que debemos optimizar recursos comunicándonos entre nosotros e investigar cuanta resolución exista.
