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Arquitectos: andrea + joan arquitectes
- Área: 188 m²
- Año: 2021
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Fotografías:José Hevia
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Proveedores: AutoDesk, McNeel
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Transformación de una vivienda entre medianeras centenaria para convertirla en una casa-estudio, que permita conciliar la realidad doméstica y productiva en un conjunto de espacios verticales conectados entre sí. Se trata de una vivienda que forma parte del conjunto patrimonial del casco histórico de Sant Feliu de Llobregat. Dicho conjunto se compone de viviendas unifamiliares entre medianeras, con crujías inferiores a 5m y profundidades edificadas de 15m aproximadamente, cuyas fachadas protegidas construyen la imagen característica del ámbito.
El proyecto busca poner en valor los espacios resultantes de esta tipología edificatoria, garantizando las mejores condiciones de iluminación y ventilación del interior mediante el vaciado de ciertas estructuras horizontales existentes. Se consigue de este modo percibir la vivienda como la suma de espacios a doble altura conectados en diagonal, en la que siempre hay un balcón para asomarse a cada espacio. El vaciado de un tramo de la cubierta inclinada original permite recuperar una ventana que siempre había estado tapiada y ganar una nueva terraza soleada en la planta superior. Buscando garantizar la máxima flexibilidad, para que la casa pueda evolucionar junto con sus habitantes, se divide cada planta en 3 espacios de proporciones similares. Se construye un núcleo central que concentra las instalaciones, de modo que el resto de espacios en contacto con las fachadas quedan libres. Es en esta combinación, de flexibilidad tipológica y articulación vertical, en la que el programa encuentra su sitio dentro de la vivienda. De la calle al cielo. El espacio de trabajo se sitúa a norte en la planta primera, orientado al patio y conectado visualmente con la calle. Desde el acceso, la escalera de dos tramos acompaña esta diagonal ascendente, que configura la dimensión productiva de la vivienda, su cara más pública. La visión de los arcos de la fachada posterior, des de la calle, enmarcan el cielo y dan la sensación de amplitud y esponjamiento de la misma. De la calle al jardín. En planta baja se sitúa la dimensión doméstica de la vivienda, que orbita alrededor de la cocina. La transición de la calle al patio jerarquiza los grados de privacidad de este ámbito.
Los únicos espacios con capacidad de ser independizados son las habitaciones. La estrategia constructiva para los nuevos elementos se plantea en sintonía con la tipología constructiva original. Se opta por estructuras unidireccionales que apoyen en las medianeras y paramentos verticales de mampostería. Se opta por el forjado colaborante y el bloque de hormigón que diferencian la obra nueva de los forjados unidireccionales de madera y los muros cerámicos que se conservan. Se utilizan materiales económicos, de fácil colocación y bajo mantenimiento y los paramentos verticales se pintan de blanco para garantizar la correcta iluminación natural y unificar las diferentes texturas, las existentes y las nuevas. Se trata de un proyecto que aprovecha las virtudes de una tipología arquitectónica tradicional para encajar una vivienda flexible, que permita conciliar los ámbitos doméstico y productivo de sus usuarios.